Ixchel Cisneros sobre protestar, maternidad y comida sonorense
Ixchel Cisneros es maestra en Periodismo por el CIDE y directora de El Día Después. Antes escribió para medios como Reforma, Letras Libres, Animal Político y dirigió Cencos. Hablamos sobre maternidades, familias, periodismo, activismo, protestas y comida sonorense.
Pueden escuchar la entrevista en Spotify, Apple, o leerla aquí abajo. Mejor escuchen la entrevista porque la transcripción viene de un software y puede tener errores.
RLC: Hacemos todo el catch up en público, ¿no? Aprovechando que…
IC: Sí. Sí.
RLC: Entonces, Ixchel Cisneros, bienvenida al pod.
IC: Hola. Qué emoción, la verdad. Sabes cuánto te quiero entonces me emociona mucho estar aquí. Y además soy gran fan.
RLC: Qué buena onda. Siempre me gusta que alguien me escriba que le gusta el podcast porque además es una buena forma de decir como “órale, pues te grabamos la próxima semana”, que siempre estoy buscando invitados, invitadas, invitadas, invitades.
IC: Esooo.
RLC: Como siempre me obligas a decir. Primera pregunta ¿Qué podemos aprender de México si revisamos el proceso de servicio social de los médicos?
IC: Que vivimos en un México súper discriminador que ha excluido a las personas de las comunidades históricamente y que además les hemos hecho rechazar su origen y pensar que el ser menos moreno es bueno o el ser rico es aspiracional. Y entonces muchas veces en esas comunidades están a la defensiva. Y ha habido muchos problemas de violencia con los médicos y las médicas que van a estas comunidades, en principio porque les ven como una cuestión de autoridad, como también se ve muchas veces a los abogados, o sea lo que diga el abogado, lo que diga el doctor en en ciertas comunidades es muy importante, y entonces les utilizan, sobre todo a los médicos jóvenes y a las médicos jóvenes, les utilizan muchas veces como una moneda de cambio para presionar al gobierno. Y ha habido muchas broncas de violencia en los estados. Y yo creo que el problema no es ni de las comunidades ni de los médicos, sino de del Estado mexicano, y también de cómo las escuelas de medicina, y no sólo las públicas, sino también las privadas, no garantizan que sus estudiantes, cuando van a este tipo de comunidades, tengan la seguridad para poder estar tranquilas y tranquilos. O sea, casos donde los papás han tenido que contratar cámaras para que puedan estar vigilando a las chicas o muchos casos donde ha habido violencia sexual en contra de las chicas. Muy mal, todo muy mal y es un reflejo de un país discriminador, misógino, clasista, machista.
RLC: Pero… Ok, ahí te van varias preguntas porque estaba leyendo esa tesis que escribiste y me hizo pensar en un montón de cosas. Primero ¿crees que debería ser, o sea que está bien que sea obligatorio que los médicos y las médicos tengan que pasar un año haciendo servicio social en comunidades que no siempre están cerca de donde son ellos?
IC: Mira, y esto yo creo que te lo contesto más como persona que como periodista. O sea, yo creo que eso a todos los profesionistas y las profesionistas te da un golpe de realidad del país en donde vives ¿no? Y yo creo que eso te podría enfrentar el día en el que tú, aunque vivas en, no sé, Monterrey, si decides ir a trabajar a alguna comunidad como médico o médica tengas un poco la idea de lo que está pasando en las comunidades y no te avientes así nomás porque sí. Lo que creo es que tendría que haber otras condiciones para las y los estudiantes que van a esas comunidades y también que no se vea como que les estamos haciendo un favor. O sea, debería de ser de verdad una campaña integral, porque esas personas en esas comunidades también merecen y tienen derecho a la salud, ¿no? Y al final tratamos de resolver con estos estudiantes de medicina su derecho a la salud, cuando incluso los estudiantes apenas están estudiando, no han terminado la carrera y ya los estamos dejando frente a una comunidad completa para que les resuelvan sus problemas de salud. Entonces sí creo que se debería de hacer, que es un programa muy interesante y yo pensaría que en muchos casos muy bonito, porque muchos médicos regresan como con esta cosa social que a lo mejor la universidad no les dio, pero si vives en un país como este, súper violento y lleno de impunidad, pues suceden muchas cosas feas a las y los estudiantes que se van así sin… O sea a la venia de su suerte, porque ni las autoridades que los reciben en los estados, ni las autoridades federales, ni las autoridades educativas se hacen responsables de estos estudiantes y por eso ha habido tantos conflictos de inseguridad.
RLC: ¿Este programa es un reflejo de un Estado poderoso que puede obligar a todos los médicos a ir a lugares o es un reflejo de un Estado que tiene muy bajas capacidades y tiene que recurrir a estudiantes?
IC: Yo creo que ambas, pero me parece más gravoso la parte del Estado poderoso que puede hacer contigo lo que quiere y te lo venden, además, como “son lugares donde se necesitan y tú vas a aprender”. Pero al final sí, un poco es “hacer lo que yo quiero contigo”. Y es una de las… O sea, no es como que se haga con todas las profesiones. Tú como periodista, yo como periodista no me vi obligada a cubrir en la sierra poblana para saber lo que pasa en mi país. Y si hacen uso de eso, al final creo que viene mucho el priismo y de esta cosa de “vamos a abrazar a los pobres y esta es una manera de hacerlo, pero bajo mis reglas” y sí se ha ido distorsionando, pues en un país como el nuestro que está jodido por donde lo veas.
RLC: Aunque sí me daría risa como que me hubieran mandado con mis compañeros de la Ibero a hacer un performance artístico y no sé, me hubiera dado mucha risa. Me hubiera ido muy mal.
IC: A nosotros en la Septién sí nos mandaban a las marchas así, porque nomás pasaban ahí abajo, porque la Septién está por Metro Hidalgo, entonces “una marcha córrele a cubrir y me traes una crónica”. Entonces de pérdida tenías ahí cerquita tu fuente para cubrir.
RLC: ¿Recuerdas con cariño haber estudiado en el CIDE?
IC: Sí, yo… Además, la generación de la maestría del CIDE en la que yo estuve fue la segunda de periodismo, de la maestría de periodismo y estuve con, deja tu profesores, alumnos de mi generación son: Homero Campa de Proceso, entonces ya desde ahí le aprendes a tu propio compañero o compañera, y creo que en mi caso me dio una visión que necesitaba en el periodismo, porque, además, pues… Supongo que en la Ibero es distinto, pero en la Septién no nos enseñaron muchas cosas, y entonces aquí el tener periodismo legal o periodismo económico con, además, los masters de los temas… Teníamos sentados ahí a quienes llevaban los casos de derechos humanos más chidos o que te explicaban realmente qué pedo el periodismo económico y se daban el tiempo para decir “bueno, estos weyes no son economistas, pero les voy a tratar de explicar lo mejor que puedo” y saqué cosas bien padres. Eso me hizo darme cuenta de que no sabía un montón de cosas y que además podía crecer en muchas otras. Lo que sí estuvo bien gacho fue que, yo no sé en la Ibero, pero en el CIDE tienen una cosa que revisan tus trabajos para ver si no copiaste, pero es una cosa automatizada que te dice cuántos quotes o cuántos párrafos están igual que algún otro texto. Y los periodistas escribimos muchas veces textos de otras personas, entre comillas y los citamos, pero no viene cita al pie porque no estamos acostumbrados a escribir así, y nos tronaron a la mitad del grupo. Nos tronó Guillermo Cejudo, por cierto, que le mandó un saludo, nos tronó a la mitad del grupo por escribir así, por citar así, porque así no se cita, porque los académicos citan al pie, y todos nosotros es como “no me lo estoy robando, le estoy dando el crédito, nada más que dice ’,Secretario de Gobernación Jesús Murillo Karam´”. Pero fue mi primera reprobada en la vida, porque yo nunca había reprobado. Y tuve que hacer un trabajo extra para pasar. Pero pues sí, al final, digo, ya estás más grande y creo que entrar a estos espacios como que te da aire, y los maestros pues eran unos chidos. O sea, estuvo Ricardo Rafael, Gaby Warkentin, Daniel Moreno, Alejandro Villa Gómez, que ya no estuvo tan chido después por su pasado, pero es buen maestro, Tony Caballero, Sergio López Ayllón, Guillermo Cejudo, Carlos Puig, muchos maestros y maestras que la neta nos dieron unas cachetadas porque luego los periodistas nos creemos mucho, o sea que ya lo sabemos todo y de repente llegaron y te dicen “no mijo, todo eso que sabes tienes que desaprenderlo” “o te falta aprender todo esto”, y me emocionó mucho como que recibirlo de gente tan chida y con tan buena vibra.
RLC: Yo siempre pienso como, si yo pudiera regresar el tiempo, igual y no hubiera estudiado periodismo, me gustaría dedicarme al periodismo pero sin haber estudiado periodismo, no.
IC: Como Esteban Illades, de tu podcast.
RLC: Ajá, como Esteban. Pero como “estudia un poco Historia, me encantaría saber algo de estadística, estudia un poco de derecho”, qué sé yo, pero no, como “ve a una conferencia de prensa, escúchalo y hazme una nota”. Siento que eso se puede aprender en 16 horas en una redacción.
IC: Sí, totalmente. Nosotros justo en la maestría tuvimos el gusto de que nuestro maestro fuera Daniel Moreno, y Daniel, pues terminó la prepa, no hizo la universidad, creo que ni terminó la prepa, pero bueno, Daniel se hizo en una redacción y en la calle y es un gran periodista que al final aprendió el oficio, porque además él siempre dice que es un oficio que no tendría porque haberse hecho una licenciatura. Aprendió el oficio así en la calle, y yo a la mitad de la carrera, cuando estaba en la Septíen, y que la neta, perdón, pero no es una buena escuela, o no lo era, yo espero que las cosas hayan cambiado, lo dudo bastante, sobre todo porque acaban de despedir a un montón de profesores chingones que tenían, entré a trabajar al periódico Reforma por un profesor que me daba clases ahí en la Septién. Eso es verdad. Si no hubiera estado en la Septíen no hubiera entrado a trabajar a Reforma. Y ahí aprendí realmente a hacer periodismo. O sea, ahí es donde me dijeron “córrele y esto es lo que tienes que hacer y no escribas así y busca este otro ángulo y…” “No quiero ocurrencias”, me decía Rene Delgado cuando yo decía “se me ocurre que hagamos…” “¡Nada de ocurrencias!”, y le pegaba a la mesa, “a mí me traes cosas armadas, me traes temas” y yo de “okay, okay, okay, nada de ocurrencias”, pero sí creo que en una redacción puedes hacerlo sin bronca. Lo que tampoco me enseñaron bien y creo que a lo mejor puede servir más son herramientas para otro tipo de medios, ¿no? O sea, en ese entonces era la televisión o el radio, pero ahora puede ser broadcaster o puede ser podcast. Y hasta el día de hoy pues no veo que se estén poniendo las pilas, la neta, para enseñarles a las estudiantes y los estudiantes este tipo de cosas. Y me hizo falta, sin duda, todas estas herramientas que te decía que aprendí en el CIDE, de economía de, o sea, incluso de análisis político, que nos lo dio María Amparo Casar. Como que pasas de noche y de repente sólo llegas a un trabajo y te preguntan quiénes son todos los gobernadores y solo te tienes que saber los nombres y ya. Y no importa el contexto ni nada, y es como “no wey, o sea…” Pues sí, creo que como en la primaria, “apréndete esta lista” y ya.
RLC: ¿Para qué sirve el activismo?
IC: Pues para visibilizar problemas sociales y violaciones a derechos humanos, pero también para defender derechos y para visibilizar luchas.
RLC: Porque quiero explorar esta idea, quiero explorarla en varios sentidos. Tengo una lista de distintos tipos de protesta y me gustaría que fuéramos una por una diciéndome si son efectivas o si estás de acuerdo con que existan.
IC: Okay.
RLC: Y también me interesa, que es algo que hemos hablado en privado 200.000 veces, lo que yo llamo como… Yo sí creo que hay una separación como de Estado e Iglesia entre el activismo y el periodismo.
IC: Y yo no.
RLC: Y para ti es algo mucho más difuso. Entonces empecemos por ahí. ¿Tú eres periodista, siempre activista?
IC: Sí, siempre lo fui, porque además creo que me formé primero como activista que como periodista, entonces ya el periodismo llegó después de mi activismo. Y entonces yo utilicé y sigo utilizando el periodismo como medio para visibilizar estas luchas o empujar estas luchas, o incluso ser parte de estas luchas. Pero entiendo… O sea, entiendo de donde viene. Es un poco como… Bueno, no solo lo he platicado contigo, lo he platicado con varios otros periodistas que también lo creen así. Una de tus invitadas también, Galia García Palafox, hace poco, y yo sigo neceando en que sí, porque siento que es como una rama, o sea, como si fuera periodismo económico, periodismo activista. Y creo que además antes era mucho más rechazado luego por estos grandes periodistas que me pedían no hacer activismo en mis notas y ahora es como mejor recibido, no por esos periodistas, pero sí incluso por la audiencia, ¿no? O sea, creo que las Periodistas de a Pie, Marcela Turati, como que abrieron un espacio importante para que las y los periodistas se pudieran dar el chance de hablar de las víctimas sin sentir esta cosa dura de “solo voy a poner tu declaración entre comillas y no me voy a involucrar”, porque además eso es mentira. O sea, quien haya hecho periodismo al lado de víctimas o no tiene corazón o es Carlos Jiménez. Solo personas como él pueden estar cerca de las víctimas y no sentir lo que siente una persona. Cuando escuchas a la mamá de Lesvy y te cuenta la historia de cómo el Estado quiere culpabilizar a su hija y decir que se suicidó cuando ella sabe perfectamente que no fue así. Entonces yo la verdad les creo bien poquito a los periodistas que dicen que no se involucran. O sea, yo estando ahí e incluso verles llorar a veces cuando están haciendo entrevistas, te das cuenta que estás pasando esta rayita que te permite el ser persona, y yo creo que está muy bien y creo que eso además hace… Y es lo que ha pasado, creo, con el periodismo activista. Actualmente hace que la audiencia también sienta empatía porque se da cuenta de que tú eres una persona como ellos y como ellas y también empatiza con la víctima. Y para la víctima, a veces también es necesario que alguien llegue y llore con ellos porque está súper jodida su realidad y alguien les apoye y les diga voy a sacar una nota con tu caso. Para ellas y para ellos es como una bocanada de aire fresco. Entonces yo lo sigo empujando porque sí se puede y porque además muchos creo que lo hacen aunque digan que no, nada más que yo, como los gringos, abiertamente digo que soy demócrata o republicana. Yo abiertamente digo “yo soy periodista, activista y hablo de los derechos humanos y de los temas sociales, y en mis temas siempre va a estar primero la víctima”. O sea, así como quien cubre presidencia, lo más probable es que lo más importante sea lo que dijo el Presidente, yo cubro derechos humanos y temas sociales y para mí lo más importante va a ser lo que dijo la víctima, lo cual no significa que me lo voy a creer todo o que no voy a investigar más, o que… No, eso aparte, eso es parte de mi trabajo periodístico, pero… Que también la fuente de Presidencia tendría que hacerlo y no comerse nada más lo que diga el Presidente, ¿verdad? Pero yo sí creo que lo que dice y hace la víctima marca como un statement interesante, y eso, así como nos tendrían que enseñar economía y derecho, creo que también nos tendrían que enseñar género, nos tendrían que enseñar derechos humanos en el periodismo, que no nos lo enseñan, que incluso puede caer en que tú seas un periodista revicitimizador pero también puede ser que cuando te toca entrevistar a una víctima no lo puedas hacer, o sea, tienes que tener herramientas para enfrentarte a algo y nos dejan ahí al “órale, te toca entrevistar a las mamás de personas desaparecidas, vas” y llegas ahí y madres, o sea, no tienes idea lo que te vas a enfrentar cuando ves esos mujerones, pero también llenas de de dolor y llenas de coraje y también de solidaridad. ¿Y cómo lidias con esas cosas? No nos lo enseñaron y en mi caso yo preferí pues lidiar como siempre lo había hecho, que era apoyándoles.
RLC: Creo que para entender esa posición uno tiene que entender tu vida, tu familia, el día que naciste, todo ese contexto porque naciste el 2 de octubre y naciste en una familia históricamente conocida por la protesta social.
IC: Sí, sí, Pues mi papá fue un defensor de derechos humanos, un actor de teatro y mi mamá igual, toda la vida… O sea, estudió en la Universidad de Sinaloa en los años 70 y toda la vida ha sido una académica de izquierda bastante rebelde para ser sonorense y para ser de Nogales, Sonora, además. Y así me fui formando. Y además si a eso le sumas los nichos estos de formación donde las infancias caminan, que no es solamente los papás sino los abuelos, o en mi caso Maru, que es mi segunda mamá, que es igual o creo que más rebelde que mi papá, eso me dio, pues sí, lo que soy y… El otro día alguien me estaba tratando de explicar que era la Ruta 100 y el sindicato de la Ruta 100 y yo así de “por supuesto que sé que es la ruta 100 y el sindicato de la Ruta 100”. O sea, estuve en los mítines ahí con mi papá cuando les quitaron los camiones. Entonces creo que vengo de una familia muy chistosa porque en la misma… Son cuatro, sobre todo la de mi papá, son…
RLC: Espérame, espérame, porque quiero… Te voy a decir… Estoy rompiendo todas las convenciones de mi podcast, pero me da lo mismo.
IC: Venga.
RLC: Quiero explorar contigo varios temas. El primero es como periodismo y protesta social, y luego quiero que hablemos sobre la naturaleza de las familias, porque justo como estabas empezando a contar antes de que yo groseramente te haya interrumpido, y también quiero que hablemos sobre maternidad, entonces quiero pasar por esos temas. Pero regresando al mundo de la protesta y el activismo que conociste con y gracias a tu padre, ¿cuál crees que es la gran lección que tomas de él?
IC: Yo sí creo que lo más importante que me enseñó fue siempre a escuchar y dialogar y además a ponerte de lado. Tú no eres el importante, tú no eres la importante. Lo importante es la lucha y el movimiento. Y a pesar de que él era un personaje bastante protagonista, creo que se le reconoce por eso, porque estuvo en todos lados, en todas las luchas y no era como que lo consideraran el líder de tal o cual lucha, o sea como que siempre estuvo empujando y eso me parece mucho más valioso, porque después se desvirtúa el, este… El típico que quieren buscar líderes en todos los espacios y si le encuentran algo malo al líder, pues desvirtúan la lucha. Entonces creo que lo que más me mueve del señor Cisneros es que él haya sido solidario con un montón de luchas y empujando desde el arte y no necesariamente queriendo protagonizar las manifestaciones, o sea como que dándoles este empuje que necesitaban de visibilidad y creo que es lo que todas y todos deberíamos de hacer. Y un poco me lo llevo a lo que hago ahora en El Día Después. O sea El Día Después es un montón, es la organización que dirijo, es un montón de travesuras que la gente no sabe que El Día Después hace esas travesuras, y no nos interesa que la gente sepa, nosotros tenemos las herramientas para hacerlas y al final quienes van a estar visibles son las mamás de personas desaparecidas, las que van a estar visibles son las familias de mujeres asesinadas, no nosotras desde acá. Eso y el ser congruente. O sea, tú nunca ibas a ver al Llanero Solitito con un carro acá mamadorsísimo o viviendo en una casa chingonsísima o… En algunos casos sin gas y sin servicios básicos, y eso mucho era porque por supuesto que le ofrecieron, sobre todo en los 80 y los 90, ser diputado, ser asambleísta y él dijo que no, no iba a perder su credibilidad por ese tipo de poder o de… Pues sí, poder económico, político, social y siempre mantuvo eso, su credibilidad intacta. Y es lo que yo intento y seguiré intentando todo lo que pueda, porque creo que de eso vives también, y como periodista todavía más, ¿no? O sea, yo no traicionaría a una víctima nunca, no solo por principios, sino porque también ahí va tu credibilidad.
RLC: ¿Cuál es la característica esencial de una marcha exitosa?
IC: Híjole, es que creo que se podría pensar que el que sea masiva ¿no? O sea que vaya mucha gente, pero ha habido manifestaciones en momentos políticos muy específicos, donde la gente no iba a salir a marchar en grandes masas, pero se iban a hacer ejercicios de presión. Incluso lo hemos visto con las chicas ahora, las que hacen acción directa, entendamos por acción directa las chicas que directamente…
RLC: Rompen vidrios y…
IC: Ajá, o se enfrentan a la autoridad.
RLC: Y tratan de incendiar estaciones de policía.
IC: O el Starbucks o cualquier cosa que te encuentres.
RLC: Ah, bueno, eso de acción directa.
IC: Así se llama, así se llama.
RLC: También, algunos lo dirían como vandalismo.
IC: Seguramente, pero creo que tendrían que entender un poco más el contexto antes de solo señalarlo como vandalismo y ver de dónde viene y de dónde vienen estas mujeres. Pero creo que podría ser igual de exitosa una marcha de 40 de estas chicas, ¿no? O sea, para una cuestión de incidencia, de presión o de visibilidad, que una marcha de Ayotzinapa de miles de personas. Me acuerdo cuando en Ayotzi, por ejemplo, cuando vi el contingente del ITAM, cuando vi el contingente del CIDE, dije “esto ya es un movimiento exitoso”, o sea, cuando empezó a permear en otros espacios. Y me acuerdo, además, perfecto que en frente de la Esquina de la información, ahí en Reforma y Bucareli, me encontré a Christopher Uckermann, el de RBD, con su novia caminando en la marcha de Ayotzinapa. Dije “ya, esto es un pinche exitazo”, o sea, ya llegaba a unas audiencias que normalmente no salen a marchar. Pero igual la marcha del 8 de marzo antes de la pandemia, o sea, donde muchas mujeres marcharon por primera vez sin saber bien qué hacer y era muy chistoso, así de “no, tú camina, pa allá y grita lo que estén gritando a tu alrededor, no pasa nada”. Entonces depende de cada movimiento, porque también hay unas manifestaciones sindicales que son enormes, pero la neta es que los llevaron ahí, o sea que no tienen ninguna incidencia, más allá de que todos caminaron un 1ero de mayo y se acabó. Entonces creo que sí tendrías que medir cada una de ellas por el poder y por el objetivo que tienen, o las marchas del silencio, aunque sean 300 personas calladas es una pinche vibra y te mueve muy cabrón, entonces creo que depende de cada una. No puedes catalogar “si tu marcha tiene 500 personas, ya lo hiciste”.
RLC: Yo creo que, o al menos en mi experiencia como observador. No observador, porque ese es un término técnico, pero como alguien que ha visto muchas marchas y que ha visto muchas protestas, yo diría que las más efectivas en términos como de llamar la atención de la autoridad y que un problema se resuelva rápido, son las de cerrar una calle, cerrar insurgentes o cerrar una caseta o una carretera o lo que sea. No sé, no estoy de acuerdo en general con eso, pero si tuviera que hacerlo, creo que esa es la… En términos de incentivos, creo que es la mejor.
IC: Puede ser en algunos espacios, pero ahora no sé. Las chicas de las que hablábamos, que hacen acción directa, cierran la calle y las encapsulan en las… O sea, como que ya depende de quién seas. Si son los papás del chico que asesinaron en el Estado de México y cerraron Periférico, pues sí, o sea, es mucho más difícil sacarlos, que también lo han hecho las autoridades, sacarlos a chingadazos, pero depende de qué movimiento represente, si eso te funciona o no te funciona. Y además eso trae una violencia distinta, sobre todo para las personas defensoras, en su mayoría, en los estados, porque les acusan de delitos como, no sé, si tuvieron una mesa de negociación así, mientras estaban parados en la carretera cuando aún hay una autoridad, los acusan de haber secuestrado a las autoridades, y hay muchos casos así, o los acusan lo de daños a las vías de comunicación y eso viene “bueno, medio negociamos y una mesa, ya te quitas”. Corte a tienes una carpeta de investigación, porque según ellos retuviste a los de la Comisión Federal de Electricidad y los secuestraste cuando lo único que estabas exigiendo era luz o algo así. Y eso ha pasado y ha pasado un montón. O sea, la verdad es que el Estado mexicano no tiene vergüenza, utiliza todos los métodos para violentar y para atacar a las personas defensoras de derechos humanos en este país, incluyendo eso.
RLC: ¿Por qué crees que en México no se usa protestar o no se usa tanto protestar afuera de casas de los políticos?
IC: No sé, no sé si es porque… O siento que no… ¿A qué te vas a ir a meter…? O sea, ¿te van a dejar entrar a Las Lomas ahí en una cerrada o en una cerrada en Santa Fe, donde tienes como 25 retenes previos a llegar a la casa? Siento que es mucho más complicado que irse a manifestar afuera de Palacio Nacional y también, o sea como que yo no siento que sea el... Muy pocas veces es una manifestación directa contra un personaje, es contra el Estado. O sea, por eso esa frase de cuando Ayotzinapa que pintaron un grupo de chavales y chavalas a quienes les mandó muchos saludos, el “fue el Estado” en el Zócalo, creo que eso es lo que representa en México. O sea, no es una figura como tal, siempre sabes que hay otra figura. Si tumbas esa figura hay otra igualita que te va a seguir jodiendo, entonces más bien es una estructura contra lo que hay que manifestarse.
RLC: ¿Qué opinas del escarnio social como mecanismo de rendición de cuentas?
IC: Híjole, si me hubieras preguntado esto hace unos meses, yo estaba de acuerdo y sobre todo en el MeToo, de señalarles a los acosadores, violentadores, pero la verdad es que creo que no nos ha llevado a nada y que incluso ha hecho que muchos de esos violentadores tampoco puedan tener sus procesos. Y no vamos a caminar, pues. Solamente mostrando esto y haciendo escarnio de lo mal que lo hicieron no vamos a caminar a ningún lado y vamos a seguir siendo esta sociedad patriarcal y machista. Entonces creo que tenemos que trabajar distinto, más allá de solo la denuncia pública y en el caso de los feminismos. O sea, yo sí creo que si eres una autoridad, parte de tu chamba, la neta, es que te evidencio públicamente lo mal que lo hiciste y tú tendrías que demostrar que no fue así. La cosa aquí es que los evidencian y las evidencian y no pasa nada y no demuestra nada y siguen teniendo cargos pa siempre.
RLC: Última pregunta de protestas, ¿qué piensas de tirar estatuas como mecanismo de protesta? Tirar la estatua de Cristóbal Colón o tirar la estatua de alguno de esos próceres que están en reforma, que si me ofrecieras 1 millón de pesos para que te diga uno, aunque haya caminado esas calles toda la vida, no te puedo decir quiénes son. ¿Pero qué opinas de eso?
IC: Me parece maravilloso. Y además, si tanto les pesa el arte , que se los lleven a sus casas. Seguro habrá en méxicogachupines que querrán llevarse la de Cristóbal Colón a sus casas, o las mandamos a España. Allá deben de estar muy orgullosos de un wey que vino a matar un chingo de gente acá a México, entonces pues mejor se las mandamos. Yo sí creo que… Es más, me emociona un montón verlo cuando están organizándose, porque además muchas de ellas son en, o sea, movimientos indígenas, quienes están pujando, quienes sufrieron directamente la violencia de estos grandes conquistadores a quienes ahora los ponemos en una estatua, quienes están tratando de tirar estas imágenes y poner además imágenes que les representen a ellos y a ellas, que todavía me parece un paso más allá, más bonito.
RLC: Parte de tu trabajo, o creo que la parte más importante de tu trabajo es como crear redes, abrir puertas, poner una taza de café entre dos personas que igual y no se conocen. Ese es parte importante de tu trabajo, y entonces me interesa que explores un poco la idea de qué es lo que tú haces mejor en función de trabajar en equipo que otras personas.
IC: Creo que los procesos colaborativos con movimientos sociales me han hecho como “a ver, o sea, escucha, primero ve cuáles son los puntos en los que se pueden coincidir y entonces trabaja por ahí.” Y creo que ese es como mi plus, el poder darme cuenta cómo y quiénes pueden coincidir y sentarlos en una mesa a pesar de que puedan tener diferencias y lograr que trabajen en las coincidencias. Y ya si después quieren platicar las diferencias está bien, pero no es un punto central de nuestra plática inicial, digamos. Entonces creo que… Además me lo dio el periodismo, que soy muy observadora y sé perfectamente quién con quién pueden hacer un match bien chido y trabajar cosas en conjunto. Y eso es lo que hago, como dices. Y al final creo que hemos logrado que personajes u organizaciones que nunca se pudieron haber sentado juntas se sienten, trabajen en lo que tendrían que trabajar, que lo hagan muy bien y ya, y las diferencias quedaran de lado, ya lo platicarán después.
RLC: ¿Qué aprendiste de la protesta, de ser rebelde, de hacer activismo, cuando te hiciste católica cuando eras adolescente?
IC: Fue muy divertido. Mi mamá estaba muy preocupada. En principio medio mi mamá, no es que haya sido responsable, pero entré a una escuela de paga becada, evidentemente, en Sonora, que es católica, el Instituto Vanguardia. Y ahí fue donde me empecé a juntar con pues sí, pues con todos los que estaban ahí, que la gran mayoría eran católicos y habían hecho su primera comunión y así. Y yo creo que lo que a mí me atrajo fue como hacer algo distinto a lo que se hace en mi familia. Y mi papá le decía a mi mamá como “Lupita ni te preocupes, esa es su forma de rebelarse. ¿O sea, cómo se va a revelar con nosotros? ¿Diciéndonos que va a ir a una marcha? ¿Cómo se va a revelar con nosotros? ¿Diciéndonos que va a ir a un plantón? Pues esa parte de la juventud que muchos y muchas sacan en algún momento, que lo sacan por medio de las luchas sociales, pues ella ya lo trae, entonces ella no tiene esta manera de rebelarse contra nosotros y que a nosotros nos parezca peligroso”. Lo que a los papás puede cuando… No sé, seguramente cuando los 132… Bueno, es más, lo sé de cierto, que varios 132 cuando les dijeron a sus papás y sus mamás “me voy a la marcha”, fue así de “¿Qué? ¡No! Te van a matar”. Yo no tenía eso porque pues eso se hacía en mi casa regularmente. Y es la manera en la que tengo de rebelarme a mis papás, bueno, mi papá, mi mamá. Y lo que hizo mi mamá, muy inteligentemente, fue llevarme a una parte de la iglesia menos conservadora, esto de la Teoría de la liberación. Entonces yo hice mi primera comunión con ellos, igual fue como súper tranqui y mi mamá dijo “sí, pero bueno, por lo menos aquí hay una estructura de la Iglesia que tiene que ver mucho más con temas sociales y que no solo te va a dar la parte de ‘apréndete te el credo y ya’”. Y sí, creo que me duró un rato, me duró… Después de hacer la primera comunión, todavía en el Vanguardia me confirmé. Fui un par de años en Semana Santa a estos retiros espirituales en un lugar bien bonito, que además ahorita está súper peligroso, en Sonora, en la Sierra de Sonora, el Rincón de Guadalupe, se llama, donde se ocultaban durante la Guerra Cristera y creo que además el contexto me ayudó. O sea, no sé, yo fui a ese lugar sabiendo de la Guerra Cristera y sabiendo qué había pasado y sabiendo qué significaba para cierto grupo de católicos, y más allá como el fanatismo católico, sino bueno, la persecución que sufrieron, etcétera. Y en un momento más bien dije “la neta es que sólo lo estoy haciendo por chingar, no es para mí esto de venir a cantar a la iglesia todos los domingos”. Y dije “seguiré por mis temas sociales por otro lado, pero si un día me caso por la iglesia, ya tengo los pasos previos de bautizo, confirmación y primera comunión”. Incluso a mí me bautizaron mi tía y mi tío a escondidas de mis papás con un primo que tenían ellos que era sacerdote. Me bautizaron y fue así de “ya está aquí bautizada la niña”. Obviamente fue drama entre mis papás, pero yo ya tenía mi primer palomita católica desde chiquita, gracias a mis tíos sonorenses.
RLC: ¿Qué es lo que más te gusta de Sonora?
IC: La comida, sin duda.
RLC: ¿Qué comida? ¿Dónde hay que comer, qué hay que pedir cuando uno está en Hermosillo?
IC: Cuando uno está en Hermosillo tienen que ir sí o sí… Si es temprano puedes ir a los tacos de cabeza, que también tienen tacos de barbacoa si no te gusta la cabeza, los de El Chino, para mí son los mejores en Hermosillo y pueden también... Incluso hay de pavo por si no quieres comer vaquitas, pero además de eso hay taco fish, que aquí ya hay varias… En la Ciudad de México hay varios pescaditos, pero no sólo hay… O sea, El Pescadito es como una franquicia del taco fish, hay muchos tacos fish, que son el pescado o los camarones rebozados, como empanizados, deliciosos y también hay taco de marlin. Esos para desayunar abren, desde las 7 de la mañana ambos. Después para comer… La verdad es que los tacos de carne asada, que es lo que más se conoce, pa mí es lo máximo del mundo mundial y creo que es mi comida favorita. Si no les gusta la tripa que hacen acá en el chilango, prueben la tripa que hacen allá en Sonora. Es una tripa diferente, asada al carbón, no está aguadita, pruébenla y ya después me dirán si les gusta o no les gusta. Hay varios restaurantes a los cuales pueden ir en Hermosillo, pueden ir a El Leñador, que está muy cerca de la Universidad de Sonora, delicioso. También hay burros de carne con chile, burros de frijoles meneados, se le llama frijoles de fiesta, que son con queso y chorizo y muchas cosas. Y para la noche igual pueden ser o tacos de carne asada o hotdogs, que también son con un pan especial grandísimo, que es un poquito dulce, una salchicha también enorme y le ponen la cantidad de cosas que se te ocurre encima. Incluso hay unos que le llaman los hotdogs del Miami en Hermosillo que le ponen hojas de oro al hotdog, ya si quieres… Está tan elevada la cosa de los hotdogs en Hermosillo que les ponen hojas de oro. Y los burros percherones, que son unos burros enormes con unas tortillas enormes que es igual de carne con jitomate y aguacatito y así. O sea lo único que hay que hacer, la verdad, es comer. Y ya sí está cerca de la playa pues te puedes... O sea, bueno, si estás en Hermosillo puedes ir a la playa y en Bahía de Kino, en Kino Viejo sacan ahí directito el callo de hacha y te lo venden no como te lo venden acá en la ciudad de México de a 700 varos por por dos callos, lo sacan ahí directo el pulpo o el pescado o los cangrejos y son muy buenos, muy baratos y muy ricos y poco conocidos. Las playas en Sonora son poco conocidas y son re chulas. Les invito a que vayan.
RLC: ¿Qué aprendiste de tu mamá sobre ser mamá?
IC: Ah, muchas cosas. Creo que lo más importante fue… Como que una cosa es que seas mamá y otra cosa es que seas mujer o persona y que al final ella fue una gran mamá, pero todo el tiempo también estuvo preocupada por Lupita como persona y como académica, y que esas dos cosas podían caminar en conjunto. O sea que ella no tenía que dejar su profesión de lado para ser mamá y que podían ser bastante compatibles. Y además, en su caso, en una situación bien complicada porque no tenía la red de apoyo que tuve yo para poder hacer mi maestría y para poder irme de viaje y así porque ella no estaba con mi papá y su familia tampoco la apoyaba, entonces realmente ella sí tuvo que arreglárselas para que, sí, ella pudiera seguir siendo Lupita Soltero, la antropóloga e historiadora que quiso ser, pero sin descuidar a una chiquilla, que también muchas veces me ha dicho “a lo mejor eso yo no hubiera podido hacerlo si hubieran sido más de una”. Ayudó mucho el que sólo fuera yo y además nos complementamos muy bien ella y yo todo el tiempo. O sea, yo nunca le señalé como “¿por qué te vas a tus reuniones del sindicato?” O sea, como que me enseñaron que que así iba a ser y que eso no significaba que mi mamá no me quisiera, no, o sea, al contrario. Y lo que sí es verdad es que yo muchas veces fui muy injusta con ella por lo mismo que, a veces es culero, en señalarle cosas que se le debí de haber señalado a mi papá y no lo hice hasta muchos años después. O sea, al yo estar distante de mi papá y ser esta estrella que todo el mundo en la calle lo veía y lo saludaba y así, siempre yo decía “mi papá, mi papá, mi papá” y para todo era mi papá. Cuando realmente mi papá nos abandonó, mi papá no dio un peso para mi manutención ni para mi escuela. O sea, la primera vez que mi papá pagó algo de mi escuela fue en la universidad, entonces ya pa eso ya tenía 18 años que habían caminado siempre de la mano de mi mamá. Entonces el eso, el poder ser independiente y poder ser mamá y hacer lo que tú quieras. Creo que es lo que más valoro en mi mamá y también me enseñó a ser una loca de la limpieza, para ahora que lo escuche le dé risa, pero sí, a limpiar el baño con cepillo de dientes o cosas así.
RLC: ¿Cómo crees que es diferente la forma en la que tú no solo crías a tus hijos, sino como que construyes tu propia familia? Habiendo tenido lo que decías antes, tantos hermanos y hermanas repartidos por el mundo y repartidos como en edades, porque tienes un hermano que es más chico que algunos de tus hijos.
IC: Tengo tres hermanos que son más chicos que mis hijos. O sea yo fui no hija única, porque tengo una hermana más grande que vive en Paraguay. Todos son hijos de mi papá, de mi mamá sí soy hija única, pero a Quetzali, mi hermana la grande, no la conocí hasta hace unos cuatro años, yo sabía de su existencia, pero no convivía con ella. Entonces fui “hija única”, entre comillas, hasta los 19 años que nace mi hermana Kay. Y luego nace Claca, con esa mamá, y después, años después, nacen otros tres que son Emiliano, Centéotl y Nina. Y sí, Emiliano, Centéotl y Nina, los tres son más chicos que dos de mis hijos. Tengo una hermana de cuarenta y tantos que es Quetzali, y tengo una hermana de cuatro, que es Nina. Entonces pues sí, somos una familia bastante, se podría pensar que disfuncional, pero la verdad es que no, o sea, nos queremos mucho. Me cuesta trabajo, sobre todo a los chiquillos, verlos como mis hermanos. Sí los veo como la tía que los quiere más que una tía, porque son muy chiquitos, o incluso en algún momento pareciera que fueran mis hijos y vamos en la calle caminando todos, pero creo que eso también nos hizo lo que somos a todos y a todas. Y en mi familia cercana, o sea mis hijos, mi pareja, también creo que nos enseñó a todas y a todos como a poder convivir más allá de lo que nos dijeron que tenía que ser. Mi hijo más grande es de una pareja y mis otros dos hijos son de otra pareja y convivimos todos en familia, y con todos me refiero al papá de mi hijo el grande y al papá de mis otros dos hijos, pero también a sus familias, o sea a mi ex suegra, mi ex cuñada, con mi suegra actual, con mi cuñada actual. O sea, como que más bien decidimos que íbamos a repartir amor en lugar de decir “está mal que te juntes con la mamá de tu ex”. O sea, es como “pues no, nos llevamos bien, lo que queremos es que los niños estén bien, qué necesidad de estar peleando, aunque la gente diga que esto no se tiene que hacer”, lo que nosotros creemos es que esto es lo que se debe de hacer, porque los niños, en mi caso, nunca se han cuestionado el que son hijos de papás diferentes. Nunca me han preguntado ”¿por qué su papá es Juan y porque nuestro papá es Filio?” Nunca, porque lo ven normal, porque llega Juan y saluda a todos y juega con todos e incluso se van todos a dormir a casa de Juan y no pasa nada. Entonces creo que más bien así tendríamos que ser las familias, incluso nos pasa cuando vamos a la escuela de mis hijos, donde también estudiaron mis hermanos, era muy chistoso porque pues teníamos personas en todos los grados, personitas en todos los grados. Nosotros éramos la única familia que nos sentábamos juntas. Desde mi papá con su pareja y su ex pareja y yo y mi ex pareja y mi pareja actual, todos sentados en el mismo lugar, conviviendo porque íbamos a ver a los mismos niños y nos conocemos, y veías a los papás divorciados y uno sentado a un lado y al otro papá en el otro y así y es como “pues ¿qué necesidad? O sea, en nuestro caso no es necesario, como que nos dimos cuenta de que ciertos procesos habían terminado, pero había unos infancias ahí que teníamos que apoyar.
RLC: ¿Cómo crees que ha cambiado tu rol o tus roles como madre mientras tus hijos se van haciendo más grandes?
IC: Creo que las infancias, o sea, es como una parte donde son como una plastilina y tienes que darles muchas herramientas para que puedan tomar decisiones que vayan acorde a lo que pensamos que está bien como familia. Me acuerdo perfecto una vez que Carlo me dijo algo sobre sus… Carlo es el más grande y tiene los ojos azules, es el único que tiene los ojos azules. Y me dijo algo sobre sus ojos y que la gente lo chuleaba mucho, o sea, como presumiendo que tenía los ojos azules, y yo fue de “a ver, ven y siéntate”. Le dije “mira esto, es Suecia”, y puse fotos de suecos. Le dije allá hay un chingo como tú, y un chingo, entonces eso de tener los ojos azules no hace diferencia de absolutamente nada, no te da ni más ni menos”, le digo, “es más, está más feo pa cuando te da el sol, así que no tendrías porque presumir o sentirte bien por tener los ojos de tal o cual color”, Y ese tipo de cosas nos pasó muchas veces con las infancias y todavía nos sigue pasando con el más chiquito, como explicarle cosas que el mundo les enseña y que nosotros les tenemos que ayudar a desaprender, como… Nos pasó una vez con nuestro hijo, el del medio, que le gustan mucho los ponis, bueno, de chiquito le gustaban mucho los ponis y en la escuela alguien le dijo algo, “es que los ponis eran de niñas” y el grande fue y le dijo al niño “a ver, los juguetes son juguetes y él puede jugar con ponis o con lo que quiera y qué, y yo soy su hermano grande”, entonces justo eso te queda claro, que, en principio, que uno no se cuestione jugar con ponis y que nadie le cuestione aquí en la casa o en los espacios seguros el que pueda jugar con ponis o vestirse de rosa, y otro que cuando se enfrenten a la realidad de la gente que les está diciendo “eso está mal” también sepan argumentar y defender el por qué no está mal y así tendría que ser. Entonces ese ha sido como todo el proceso de aprendizaje en las infancias, porque además yo sí creo que quienes traemos hijos e hijas al mundo con cierto privilegio y cierta conciencia social, tenemos también ciertas obligaciones, y en nuestro caso además que son tres personas que nacieron en el género masculino, tenemos todavía como una cosa extra que empujar y lo hemos intentado todo el tiempo, pero ahora en las juventudes pues estamos viendo un poco, porque dos de ellos ya son más grandes, viendo los frutos de esta educación distinta que además, pues tenemos el privilegio de poder pagar las escuelas a las que queremos que vayan. O sea, me queda clarísimo que si fueran a una escuela pública sería mucho más difícil que pudieran seguir con este tipo de ideologías. E incluso ahora que preguntabas qué me gusta de Sonora, lo que no me gusta de Sonora es que es un estado súper conservador y por eso, a pesar de que yo me fui a vivir un año cuando ya mi primer hijo había nacido, me regresé porque me di cuenta de que iba a ser mucho más difícil mi proceso de maternidad allá para enseñarle a mi hijo lo que yo quería enseñarle y romper con todas estas cosas horribles y conservadoras que tienen los sonorenses, que venirme a una ciudad mucho más liberal como lo es la Ciudad de México y por eso agarré mis tiliches y mi chamaco y vámonos de regreso.
RLC: Hablé con Isabel Zapata sobre maternidad y entonces ella habla que se encontró con mitos de la maternidad como que siempre es maravillosa y disfrutable, o que hay una cosa innata en las mujeres que saben exactamente lo que necesitan sus hijos en el momento específico, ¿se te ocurren algunos mitos de la maternidad?
IC: Sí, o sea, esta parte de la mujer trabajadora que lo puede todo, o sea, ya ahora además nos lo venden como “no, tú eres una chingona porque tienes hijos y trabajas y limpias la casa y…” y es como así no debería de ser. O sea, sí somos unas chingonas, eso sin duda, pero no tendríamos por qué partirnos la madre en la casa, en la limpieza, en los hijos, porque se supone que deberíamos de tener apoyo de nuestra pareja, pero también del Estado, lo cual no ocurre porque no tenemos acceso a guarderías, porque no tenemos acceso a un montón de derechos de la lactancia de… O sea, vas lactando en la calle y te mienta la madre la gente porque estás enseñando las chichis, es como “wey, ¿cómo quieren que coma?”. Entonces creo que el que nos hayan vendido esta idea de la mujer superpoderosa también ha sido en detrimento de nosotras como mujeres, porque terminas agotada y muchas veces además reaccionando contra las infancias, que eso está pues súper gacho, que sean quienes se llevan la frustración, muchas veces, de las mamás, pero esta frustración viene de un lugar específico que es que estamos agotadas, porque la exigencia cada vez es más, porque también esta cosa de “ah, qué chido, las mujeres ahora se superan y sí trabajan y ganan un buen de lana”, pues sí, pero eso no va de la mano con que las otras actividades las dejes de hacer, no, también las haces. Entonces pues el cansancio humano está cabrón en nosotras. Y romper con eso pues también es bien difícil, porque incluso cuando tienes una pareja y tienes una pareja más liberal, es complicado porque a ellos no les enseñaron tampoco a hacer eso. No les enseñaron a hacer cosas de la casa, no les enseñaron a que está bien quedarse solos con los hijos, no les enseñaron a jugar con sus hijos, o sea, en pareja, se tiene que ir reaprendiendo y rompiendo con todo lo que nos enseñaron que tenía que ser, que al final no debía de ser así. Y la carga hacia las mujeres ahora es cuádruple cuando antes era “bueno, se queda en la casa cuidando a los hijos”. Ahora, además, también trabaja y además también se transporta desde el Estado de México hasta el centro de la ciudad y unas cosas loquísimas que podemos hacer, pero tampoco está chido.
RLC: ¿Leí, y desmiente si esto no es cierto, pero leí en algún lado que siempre habías querido ser madre joven, no?
IC: Sí, y eso también creo que tiene que ver con mi pasado sonorense. O sea, yo tuve a mi hijo a los 24 años, pero ya en Sonora ya me estaba quedando porque se casan a los 20.
RLC: Esto puede ser medio obvio, pero siento que hay una respuesta compleja y entonces voy a hacer la pregunta que va a sonar tonta, pero ¿cómo cambió Ixchel de 24 mamá a Ixchel de veintimuchos o treinta y pocos mamá?
IC: Muchísimo, en principio… Hablando un poco la pregunta que me haces de ser mamá joven, esto también fue un reto, porque acá en la Ciudad de México es bastante señalado el que seas mamá joven, porque… O sea, el caso es que a las mujeres nos señalan por si no tienes hijos porque ya te estás quedando y si tienes hijos muy joven porque estás echando por la borda tu futuro profesional, ¿no? Entonces, cuando yo decidí tener hijos a los 24 años trabajando en el periódico Reforma, bastante estable, mucha gente fue como “pero ¿cómo? vas a truncar tu proyecto profesional en el mejor periódico del país”, que en ese entonces lo era, sin duda, y sí fue como “no, pues yo quiero ser, y sí es compatible”. Después de que tuve a mi hijo, golpe de realidad, no es compatible trabajar en un periódico y tener infancias, tanto que renuncié justo porque pues no veía a mi hijo. O sea, es compatible si abandonas a tu hijo en una guardería, pero mi idea de ser mamá era estar con mi hijo. Entonces para mí fue bien difícil entrarle a la maternidad, donde lo típico es que te dan mes y medio para estar con tu hijo y al mes y medio te tienes que regresar a chambear. Y los horarios en un medio de comunicación como el periódico Reforma son extenuantes, entonces entraba a trabajar a las nueve de la mañana y salía de trabajar a las doce de la noche y pues veía dormir a mi hijo, básicamente. En la hora de la comida, además, o sea me sacaba la leche en el baño del periódico Reforma. Me iba en un taxi, porque no tenía carro en ese entonces, a dejar la leche en mi hora de comida, me comía algo ahí entre que le daba la mamila y regresaba a trabajar y pues más bien a los seis meses me di cuenta que eso iba a acabar conmigo y que yo no tenía una vinculación con mi hijo, que era la razón por la que yo había querido tener infancias, porque yo quería tener este vínculo con mis infancias. Entonces renuncié y todo el mundo me aplaudió y me dijo que qué valiente era por irme con mi familia y dejar al periódico y no sé qué. O sea, incluso mi jefe, que era René Delgado, se lo hizo saber a todos sus compañeros y compañeras cuando me fui, pero pues tampoco estaba padre ¿no? O sea, porque sí, evidentemente yo estaba “truncando” entre comillas mi lado profesional por estar con mi hijo, en lugar de darnos las herramientas para poder hacer las dos cosas. Ya después volví a los medios tradicionales con muchas más herramientas. Además volví a los medios tradicionales más soft, si le podemos llamar así, y entonces pues ya tenía horarios más chidos y descansaba fines de semana. Y a mis 34, cuando tuvimos a Tiago, o sea mi hijo grande y el chico se llevan diez años, la verdad es que yo ya estaba mucho más madura, pero además lo que ayudó también mucho es que tenía una relación mucho más estable con mi pareja, donde nos podíamos comunicar cosas que a lo mejor años antes no podíamos, nos podíamos decir que necesitábamos acompañarnos en ciertos procesos y fue súper lindo porque además yo trabajaba en una organización de la sociedad civil, era directora de una organización de la sociedad civil en ese entonces, de otra, no en la que estoy ahora.
RLC: El histórico CENCOS.
IC: El histórico CENCOS. Y me pude llevar a mi hijo a Medellín 33 con mi corralito y lo amamantaba mientras estaba en juntas y lo cargaba todo el equipo y jugaban con él y yo todo el tiempo estuve con él en sus primeros ocho, nueve meses, porque así quería yo que fuera a la maternidad desde el principio, que nos pudiéramos acompañar en esos procesos. Y por ejemplo, estas imágenes que vemos de Paty en Michoacán, una periodista que trae siempre cargando a su hijo en la espalda y que está así en las coberturas corriendo atrás del diputado para sacarle un bite y así, eso es a lo que nos orillan a las mamás, y sobre todo a las mamás que no tienen una red de apoyo, todavía más. A mí me tocó con Carlo que lo dejaba en la guardería a las siete de la mañana y lo recogía a las ocho de la noche. O sea, neta ¿qué vida puede ser esa para un infante? Que seguramente no es que se la pasara mal en la guardería, pero no tiene un vínculo afectivo con su familia porque no la ve. Entonces así está la gran mayoría de las mamás en este país y es muy lamentable, muy lamentable. Incluso lo que te decía, sin espacios para poder amamantar, para sacarte la leche, para todo eso. Y sí creo que el haber trabajado en una organización me dio poderle dar este vuelco a mi maternidad y decir “esta es la maternidad que siempre quise”. Y no sólo con el bebé, con los otros grandes también, porque no estaba con ellos. O sea, alguien más iba por ellos a la escuela. Yo los llevaba, pero alguien más iba por ellos, alguien más hacía las tareas con ellos. Y hubo una época de la vida en la que nos veíamos los fines de semana y ya. Y yo creo que eso no es justo ni para las infancias ni para las madres. Y pues ahí el otro cuestionamiento es el rol de los padres. ¿Dónde andan estos amigos? Donde además no se les cuestiona si están, si no están. Y también muchos de ellos no se sienten interpelados porque no vean a sus hijos. Otros de ellos sí, y eso está bien bonito, que también está cambiando, y también los hombres están exigiendo derechos para poder estar más tiempo con sus infancias.
RLC: La última pregunta que tengo para ti hoy es si crees que uno debe irle al mismo equipo de fútbol toda la vida.
IC: Por supuesto.
RLC: Yo pienso que cuando eres… Imagínate que eres niño, tienes siete y preguntas “¿quién fue el que ganó?” Y te dicen “el América”. Y entonces la decisión que tomaste a los siete años ya te marca para siempre. ¿No es mejor cambiar conforme vas creciendo y teniendo distintas opiniones de la vida?
IC: Bueno, si le vas al América puede ser que sí, que ya después crezcas y te des cuenta de lo que eso significa. Pero a lo mejor es porque me empezó a gustar el fútbol más grande, que ya tenía ciertas herramientas, porque yo era de béisbol. Allá en Hermosillo nosotros le íbamos a los Naranjeros y a los Dodgers de Los Ángeles, porque el Toro de Etchohuaquila jugaba en los Dodgers de Los Ángeles. Eso es lo que uno tiene que hacer si vive en Sonora. Ahora ya hay Los Coyotes, o sea, ya hay fútbol y hay otras cosas. Pero en mis épocas sólo era béisbol y básquet, que igual en mi caso le íbamos a los Guindas de Nogales porque mi mamá es de Nogales en el básquet, pero el fútbol era como vez la selección de vez en cuando y ya. Yo me acuerdo la primera vez que fui al estadio de Ciudad Universitaria ya estaba más grande, o sea, ya tendría como 16, 17 y sí dije “¿qué es esto?” O sea, porque una cosa… O sea, el ambiente en el béisbol es muy divertido, como que bailas, es muy familiar, te la pasas chido, pero… Que además estaban empezando las barras cuando me tocó ir la primera vez a Ciudad Universitaria, todavía estaba la Plus, ni siquiera estaba la Rebel, después se separan y se convierte en la Rebel. Y sí, dije “¿qué onda con este ambiente tan festivo, qué pedo con en este estadio tan bonito?”, sobre todo cuando es de noche, porque cuando es de día hace mucho sol, y sí dije “le tengo que ir a este equipo”. Y ni siquiera pregunté cuántos campeonatos tiene, nada, nada. Yo dije “de aquí soy”. Me parece bien complicado romper con eso, y yo no sé si igual para las infancias. Yo tengo unos amigos, que tú también conoces, Daniel y Andrés Torres Checa, que le van al América de toda la vida, ¿sería fácil para ellos decir ahorita “no pues el América no va tan bien, mejor me voy a cambiar de equipo”? O sea, “o no juega tan bien” o “es de Televisa''. Bueno, incluso Checa estuvo en el 132 en contra de Televisa y le sigue yendo al América, o sea, así de contradictorio es ser aficionado de un equipo. Entonces no podría. A lo mejor si hubiera decidido irle al América cuando tenía siete años, que mi papá no me lo hubiera permitido, hubiera podido cambiar de opinión, pero si le hubiera ido a los Pumas a los siete años y después me meto al estadio de C.U., no, no puedes quitarte ese flow. Hay gente que se tatúa esa madre, o sea que trae el tatuaje del Águila o Del Puma. Lo pensé en alguna época de mi vida, pero qué bueno que no lo hice.
RLC: Ixchel Cisneros, mil gracias por estar aquí. Es un lujo poder hablar contigo y poder tener tantos desacuerdos tan divertidos contigo.
IC: ¡Ay, qué padre! Nada, ahí andamos y seguimos y seguimos y eso, empujemos para que el mundo sea más chido.