Isabel Zapata sobre animales marinos, maternidad y Roald Dahl
Isabel Zapata es escritora, traductora y editora. Además de politóloga por el ITAM y filósofa por la New School en Nueva York, hace unos años fundó Ediciones Antílope y ha coordinado festivales de cine como Ambulante y el Internacional de Cine de Morelia. Ha escrito poesía, ensayos y artículos en las revistas más importantes de México. Su libro más reciente se llama In vitro y lo pueden conseguir donde sea que compren libros.
Hablamos sobre la maternidad, traducir poesía, rayar libros, leer libros rayados, los clavadistas de La Quebrada, pulpos, ballenas y albercas vacías. Pueden escuchar la entrevista en Spotify, Apple o Stitcher, o leerla aquí abajo. Mejor escuchen la entrevista porque la transcripción viene de un software y puede tener errores.
RLC: Isabel Zapata, bienvenida al Telescopio.
IZ: Muchas gracias.
RLC: Por primera vez en la historia de este podcast vamos a repetir una entrevista porque tuvimos problemas de audio en la primera, y generosamente Isabel Zapata me has regalado una hora de tu mañana de sábado para que volvamos a platicar.
IZ: No, al contrario, siento que estoy haciendo trampa porque tuve tiempo de pensar en muchas cosas.
RLC: Hay una película, que seguro has visto, The Act of Killing.
IZ: Ajá, sí.
RLC: Los malvados vuelven a hacer las cosas que hicieron durante la dictadura, y hay otra película de Louis Theroux que se llama My Scientology Movie, que como no le dan entrevistas los cientólogos, habla con uno excientólogo, y le dice “ok, entonces hacíamos esto y la ceremonia era de tal forma”. Entonces, para que uno lo pueda ver, contratan actores para que lo hagan, pero no es cheesy como History Channel, sino como The Act of Killing, y es muy raro y pensé que eso es... Ya sabes qué te voy a preguntar y entonces has tenido tiempo de pensar, pero seguramente será distinto.
IZ: También trataba de no pensarlo mucho, como que decía “no, no puedo cambiar tanto la respuesta”, porque parte del chiste del podcast es que es así como en caliente, ¿no?
RLC: Acabas de publicar In vitro con Almadía, que es una, yo diría como crónica lírica del proceso y los primeros años en que te convertiste en madre ¿Cuál es la sorpresa más grande de haberte convertido en madre?
IZ: Híjole, son muchas. Ha sido... No ha sido para nada como me lo esperaba, en general, entonces hay muchas cosas que me han sorprendido, pero yo creo que lo que más me ha sorprendido es… O al principio, fueron los primeros meses, como la presencia de mi hija en mi vida, yo me imaginaba que un recién nacido era... dice Rivka Galchen en Pequeñas Labores que lo describe como una presencia vegetal, como que uno se imagina un ser que duerme y caga y come y ya, y no, es una presencia bien poderosa y como que la personalidad se manifiesta muy rápido. Eso me sorprende mucho,
RLC: ¿Qué tantos atisbos de personalidad puedes ir viendo en una persona que tendría que ser similar a ti, aunque sea por contacto y por estar contigo todo el día?
IZ: Es que sí, ese es el mito, que tendría que ser similar, pero en realidad son su propia persona desde muy chiquitas, y vas viendo como cosas que hacen y que… Bueno, mi hija todavía no habla muy bien, dice algunas palabras, pero sí es padre ver cómo el carácter y temperamento precede al lenguaje, que es algo que como que suena muy lógico, pero verlo así todos los días cómo se va construyendo el lenguaje alrededor de la personalidad y no al revés es muy fascinante, y se construye el amor a partir de eso, porque al final otro de los mitos de la maternidad es que el amor por un hijo, por un hije, es inmediato y que nace y de inmediato sientes como una avalancha de amor total cuando lo que, en la experiencia, lo que se siente sí es como un vínculo biológico de protección muy fuerte, pero no necesariamente lo que yo describiría o entendería como amor. Creo que el amor se construye justo a partir de ver esta construcción de la persona y de la rutina y el día a día.
RLC: ¿Qué otros mitos has encontrado de la maternidad?
IZ: Otro mito poderoso de la maternidad es que es una experiencia totalmente positiva en el sentido como de totalmente disfrutable, y que las partes malas son.. O no las partes malas sino… ¿Cómo llamarlo? que se sufren o de sacrificio, son menores y no merecen mucho ser exploradas, cuando en realidad la maternidad es una experiencia completamente ambivalente que tiene momentos, obviamente los que ya sabemos, porque han sido descritos muchísimas veces, de mucha dicha y de mucha emoción y de un amor como ningún otro, todo eso que ya ha sido repetido y que conocemos, pero también tiene momentos muy oscuros de una reconfiguración de ti misma que es dolorosa, porque es un duelo, una cosa que pierdes, una persona que pierdes, a ti misma, la versión anterior de ti misma y una reconstrucción que no siempre es fácil. Y creo que de esa parte más oscura no se habla tanto.
RLC: Y también hay una carga, hay una imposición social, que... Cada vez menos, pero quizá en nuestro México sí existe todavía una imposición social que las madres deben ser perfectas y felices y todo el tiempo estar como de buen humor y listas para, no sé si la palabra es atender, a sus hijos.
IZ: Claro, y además que los conocen perfectamente. Justo otro de los mitos es que una madre debe saber lo que su hijo necesita en todo momento o cuando llora, “es que las mamás saben perfecto porque tienen como un sexto sentido”. Híjole, no es mi experiencia y no es la experiencia de un montón de mujeres con las que yo he hablado, o sea, es... Mi hija, tiene un año y medio y todavía hoy en la mañana fuimos a desayunar. Salimos a desayunar aquí a un café cerquita y lloró toda la hora que estuvimos ahí y no tengo idea que tenía. No necesitaba pañal nuevo, no tenía hambre, no tenía frío, no sé qué quería, y como todavía no habla bien no me lo pudo decir. Entonces no es cierto esto de que las mujeres, las madres, lo sabemos todo y mucho menos es cierto que lo podamos todo. Somos personas y nos cansamos y nos desesperamos y de repente nos frustramos y reaccionamos mal y un largo etcétera, porque es nuestro derecho, el derecho de todas las personas a equivocarnos y a no saber, y eso creo que es otro mito importante.
RLC: ¿Cómo crees que han cambiado los roles o tu propio rol como madre mientras tu hija se va haciendo más grande?
IZ: Bueno, pues es mucho más independiente. Yo creo que al principio sí es una simbiosis total, es muy bonita pero está como fuera de este mundo, o sea, como que es bonita y es agotadora porque todo lo tienes que hacer al ritmo de de ella y entonces cuando se duerme te duermes y cuando come estás ahí. Y cuando tienes un momento para leer un poco, para escribir un poco, pues te pones a hacerlo, pero es como un reloj que te va marcando un ritmo que es completamente dependiente de ella, y ahora no tanto. Ahora se queda de pronto con otras personas. Tengo algunas tardes de la semana que me ayudan con ella y me la cuidan y puedo tener mis tiempos. Entonces, bueno, mi rol siento que es mucho menos… Pues no fundamental, porque yo sigo siendo fundamental, pero ya no me requiere el 100 por ciento de mi atención todos los días. Me requiere tal vez el 70, lo cual es un alivio, la verdad.
RLC: ¿Qué recuerdas, Isabel, de tu propia infancia? El otro día que hablábamos te contaba de cómo yo tengo recuerdos como muy particulares. Hay cosas que me acuerdo perfectamente del momento y cómo me sentía. Casi siempre, en mi experiencia, es en momentos en los que yo estaba pasando unas vergüenzas terribles. Y luego tengo como esta idea brumosa de cómo fue mi infancia, de cómo me contaron que fue mi infancia y los lugares en los que viví, las personas que conocía. ¿Tú tienes recuerdos específicos y generales así?
IZ: Sí, justo decíamos de los recuerdos implantados, que es una característica de algunos recuerdos de la infancia muy temprana, que algunos son construidos a partir de relatos de otras personas o incluso de fotografías, de cosas que pensamos que no necesariamente recordamos, en el sentido más literal de la palabra, pero que nos han sido implantados. Entonces, esa es de las cosas que me quedé pensando mucho durante este par de días que no nos vimos, y esa respuesta no cambia. Yo me acuerdo mucho de mi vida a raíz, o sea, ¿Cómo decirlo? Como que mi vida en mis recuerdos está muy dividida por los perros... Bueno, perras, porque han sido todas hembras que he tenido. Hay un libro de Elizabeth von Arnim, que no me acuerdo ahora el nombre, pero es algo así como Los perros de mi vida, una cosa así, que los capítulos son por perros, entonces te dice “cuando tuve este perro esta fue mi vida, luego se murió” y como que ahí acaba ese capítulo y empieza un capítulo nuevo, y me gusta mucho porque para mí es un poco igual, como que de repente pienso “ay, cuando vivíamos…” Yo viví en varias casas y mis papás estaban separados, entonces había como diferentes momentos, mi papá era diplomático y vivió fuera algunos periodos de mi infancia, y pues era “mi papá estaba en China”, y para acordarme de qué año era o más o menos qué época era pienso en la perra que vivía en mi casa y entonces eso es como el eje central de mis recuerdos, las perras. Y así como muy específicamente el recuerdo que tengo primero, yo creo que es el primer recuerdo real, pero quién sabe, es el patio de mi escuela, que era una escuela muy chiquita en Las Flores, que se llama San Ángel Inn, creo que existe todavía en otro lado porque no está ahí, y recuerdo ese patio y algunas maestras como de kínder, que tienes como como unos 5 años, que sí coincide con la edad en la que supuestamente podemos empezar a construir “recuerdos reales”, entre comillas. Fuera de mi vida familiar más inmediata, creo que ese entorno es el primero que recuerdo.
RLC: ¿Qué te interesa de la memoria como escritora?
IZ: Esta parte como de la reconstrucción, o sea, justo este mecanismo que al ver una foto, por ejemplo, tiendes a recordar el momento de la foto y que siempre es un poco, no sé, no del todo confiable porque estás construyendo a partir de una imagen que te está siendo dada. Siento que la memoria es un mecanismo a través del cual conservamos lo que perdemos, o sea, tratamos de conservar lo que se puede de lo que hemos perdido. Y a mí como esta liga que se estira como entre pérdida y memoria y entre que se conserva de lo que perdemos y cómo se conserva me interesa mucho porque creo que tiene que ver también con que yo he perdido mucha gente cercana. Yo he vivido la enfermedad y la muerte desde muy niña, es muy cercana a mí. Mis abuelos murieron ya los cuatro, mis papás, entonces como que más allá de la tristeza, del duelo, de lo que ya todos conocemos, a través de mi escritura, me he cuestionado mucho y explorado mucho cómo los conservo vivos, cómo los conservo presentes, quizás es mejor palabra, y la escritura logra eso porque la escritura construye mundos, y en ese sentido pues construye también presencias.
RLC: Ese es el tema central de Alberca Vacía ¿No? La pérdida.
IZ: Yo creo que sí, de muchas diferentes maneras, pero sí, la pérdida, te digo, no sólo de personas, sino la pérdida de paisajes, porque cuando pierdes a una persona y cuando esa persona son tus padres, que tienen como tanta carga en tu vida, de pronto también pierdes las casas, por ejemplo, no sé, es algo que me ha funcionado a mí. Un día escribiré quizá un libro sobre las casas en las que viví, porque yo no tengo a mi alcance ninguna casa de mi infancia, ni siquiera de mi tía, que es como la persona de esa generación que vive todavía, vive en la misma casa que vivía cuando yo era niña, entonces no tengo casa de los abuelos, no tengo casa de los padres, entonces he tenido que inventar, la escritura me dio de una manera como de construirlas y habitarlas, también.
RLC: ¿Cuál es tu primer recuerdo literario?
IZ: Yo creo que los primeros libros que recuerdo leer son los de… De hecho tengo uno aquí... Bueno, como no ven el video no tiene mucho sentido mostrártelo, pero los de Elige tu propia aventura, estos libros que seguramente recuerdas, de que leías y entonces te decía “si quieres ‘el monstruo te está persiguiendo hacia la izquierda’ pasa la página tal”, y esos me gustaban muchísimo, también porque yo tenía la peculiaridad de que tenía dos hermanos varones más grandes que yo, uno que me lleva… Bueno, tengo, tengo muchos y es muy complicado, pero en mi casa vivían dos hombres más grandes que yo. Uno me lleva siete y uno me lleva catorce. Entonces todos mis juegos, mis lecturas y mi entorno infantil estuvo muy marcado por la presencia de los niños, bueno, adolescentes, un niño y un adolescente que me cuidaba mucho y que estaban ahí muy presentes y ellos leían eso y les encantaba, entonces tengo esa colección y ese recuerdo lo tengo muy presente. También tenía una Biblia, una Biblia para niños que me gustaba mucho y que leía, que pedía todo el tiempo que me fuera leída. La historia del arca de Noé me parece y me sigue pareciendo una historia... Tal vez es mi historia favorita. Era como un cuento, más allá de sus implicaciones religiosas y aleccionadoras o lo que sea, como el tema de el hombre que busca las parejas de animales para cruzar y el diluvio como que me parecía increíble, me sigue pareciendo. Quizá esos dos son como mis recuerdos más claros, y ya un poco más grande que empecé a aprender suficiente inglés para leer en inglés empecé a leer libros completos y por ejemplo, platicábamos de Roald Dahl, que es un autor que me gusta mucho y que leí mucho de niña y que también son libros que guardo muchísimo, muchísimo cariño y que tienen… Que pueden ser leídos también por adultos. Tienen esa peculiaridad, que no al revés, que sus libros de adultos no pueden ser leídos por niños porque son bastante densos.
RLC: Son muy tétricos, ¿No? Yo creo que... El otro día lo platicábamos, estoy a media mudanza, entonces mi casa está llena de cajas y paredes vacías y todos mis cuadros están descolgados, entonces hay clavos que me ven, y como que agarré unos libros nada más para tener algunos fuera de las cajas y uno al que fui es la la primera parte de la autobiografía de Roald Dahl que se llama Boy, que es Roald Dahl como contando sus memorias de haber crecido en una familia binacional en Gales y en Noruega y haber ido a estas escuelas como muy victorianas en Inglaterra, donde le daban reglazos y lo bulleaban y el deporte era muy importante y me quedé pensando y creo que Roald Dahl es la influencia literaria más grande sobre mi vida, todavía hoy.
IZ: Otra cosa de los libros para niños es que dejan de impactar en los niños que se convierten en adultos.
RLC: ¿Cuál es tu libro o tu personaje favorito de Roald Dahl?
IZ: La bruja Mayor, yo creo, la esta bruja que era Anjelica Houston en la primera película, que ahora la verdad no he visto la segunda, no me acuerdo quien la hace…
RLC: Creo que sí, pero yo tampoco la vi.
IZ: Sí, no me acuerdo. La verdad mira, yo no soy muy esnob así del cine como “yo no veo los remakes porque qué terrible”, o sea, soy bastante... Veo de todo y con gusto y todo, pero esa es una de las muy pocas películas a las que sí le tengo miedo como de ver el remake, porque era una obsesión tal de niña, me gustaba tanto esa película, y me pasó con Willy Wonka que vi el remake y lo odié, lo odié y me deprimí, me pareció... Como que me dio muchísimo coraje que hubieran, hablando de la memoria, como que Johnny Deep se hubiera incrustado en el personaje de Willy Wonka que yo tenía tan idealizado y como tan cristalizado en mis recuerdos, entonces no la he visto, pero sí, ese personaje, particularmente el interpretado por Anjelica Houston en la película, diría que ese es mi favorito.
RLC: Aunque Roald Dahl fue lugarteniente de la Fuerza Aérea Británica durante la Segunda Guerra Mundial y peleó contra los nazis, era relativamente antisemita. O sea, hay como tropos antisemitas en sus libros y ha dicho un montón de cosas tales que su estate ha tenido que disculparse, y entonces yo eso lo descubrí mucho más grande y tuve un momento que dije “no lo voy a dejar de disfrutar, no lo voy a dejar de leer, no deja de ser uno de mis autores favoritos” pero ¿Cómo te enfrentas tú a los momentos en los que algunos de tus escritores o artistas, o músicos, o cineastas o lo que sea de pronto resultan no ser tan buenas personas?
IZ: Eso es todo un tema. Ese es un tema muy, muy vasto y del cual yo no acabo de decidirme por completo. O sea, como que hay momentos que digo “no, y el propio Michael Jackson es terrible, pero no por eso…” O sea como que aunque yo quisiera no puedo a voluntad dejar de disfrutar sus canciones y luego de repente lo escucho y estoy así como así tarareando y sí hay algo como que me incómoda, como una cosa que es difícil de sacudirte. En algunas personas, luego cuando son casos extremos como el de Michael Jackson o como Woody Allen, que me costó un poco de trabajo también ya después del último documental que vi, hay casos en los que sí prefiero o hay algo en mí que me hace ya no verlo más o no disfrutarlo tanto, pero hay otros casos donde me ha costado muchísimo trabajo, te confieso. El caso en el que más batallo, porque me sigue pareciendo... Me encanta, es Louis C.K., que es de mis comediantes favoritos y que de pronto también, como las acusaciones que tuvo, no sé, o sea, no quiere decir nada, es difícil, es como andar así como en una cosa de carbón caliente, pero me cuesta mucho trabajo como verlo junto, e intento pensar que los artistas, en principio, excepto algunas excepciones muy graves, no tendrían por qué satisfacer mis demandas morales en general, y que también… Sería un mundo muy distinto y muy estéril, yo creo, un mundo en el que sólo consumiéramos arte o… Me parece un poco feo, pero disfrutáramos del arte de personas que se alinean con nuestra ideología de cierto tipo. Entonces, no sé, no tengo respuesta, la verdad, puntual. No sé muy bien cómo resolver eso, pero es un tema que está ahí todo el tiempo, sobre todo últimamente.
RLC: ¿Qué es lo que más te gusta de la comedia de Louis C.K.?
IZ: Por lo que lo “perdono”, entre comillas, no es que esté en mi el poder de perdonar, pero o sea, por lo que pienso que lo puedo seguir disfrutando es porque se burla muchísimo de sí mismo. Es un tipo que empieza por burlarse de sí mismo y aplastarse completamente y de ahí construye toda su comedia, y eso lo disfruto mucho. Sí, creo que es una mente muy privilegiada porque es un hombre muy inteligente y que de pronto eso le ha funcionado quizá en contra, como que de pronto sí creo que no... Escuché la última rutina reciente y sí ya está medio zafado, no sé si se da cuenta de los alcances que tiene todo esto, yo creo que sí, porque incluso la última película que hizo no se estrenó, la tuvieron ahí como que... También otro que tiene el caso, que no me gusta tanto, es Aziz Ansari, que también tuvo una acusación, en este caso la acusación no era tan grave como otras, pero igual... Qué difícil.
RLC: ¿Cómo moldeó tu personalidad ser la menor de tantos hermanos?
IZ: Pues en parte, así como lo que decíamos de los recuerdos, que yo siento que yo llegue tarde a todo, como que... Yo, por ejemplo, no conocí a mis padres juntos cuando yo nací. O sea, mis padres estaban separados cuando yo fui concebida y entonces cuando supieron que estaba mi mamá embarazada se juntaron como para intentar resolver las cosas, pero no lo lograron, y entonces yo me fui de casa de mis papá... Bueno, nos fuimos, mi mamá se fue con su bebé, que era yo, de casa de mi papá, cuando tenía yo apenas como 3 o 4 meses. No viví una vida... Yo no tengo un recuerdo de mis padres juntos como pareja o como familia tradicional, de modo que todos los recuerdos que tengo como familiares los tengo porque me cuenta mi hermano cómo eran ellos juntos, entonces siento que un montón de mitología familiar, es eso para mí, tal cual, mitología era como historias de cómo peleaban o de cuando se llevaban bien, o de los viajes. Y de pronto ellos tenían una costumbre un poco rara que es que viajaban juntos. Después de divorciarse ya conmigo, chiquita, mi papá fue embajador en China y se fue a China. Y entonces para verlo hacíamos viajes en un punto medio y nos veíamos y hacían viajes. Y durante esos viajes eran como si fuera como una pausa de la realidad, porque actuaban como pareja y era todo como si fuéramos una familia, pero no éramos. Mi papá tenía otros hijos de otra esposa y vivía en otro país y nosotros teníamos otra vida. Entonces como que de ahí voy agarrando y complementando con las historias de mis hermanos. Eso es como la primera manera en que me ha moldeado mucho, y la otra es una sensación como de que nunca… O sea, en mi casa estaba sola mucho tiempo, pero siempre había como otros niños alrededor y otras personas alrededor, porque tengo muchos hermanos y sí siento un apoyo muy grande en ellos y creo que el impacto más grande que tiene en mis dilemas en mi vida actual es que me cuesta mucho trabajo pensar en tener una familia chica. Pensar en nada más tener una hija, porque como para mí fue tan importante eso creciendo, pienso que que es bonito tener hermanos y que quisiera que mi hija tuviera un hermano y luego pienso que no, o sea, creo que más bien va a ser la respuesta que no, pero me da un poco de resistencia porque sí, son muy importantes para mí mis hermanos, la verdad, y no sé como lo hubiera hecho sin ellos, porque perdiendo a mis dos papás si no hubiera tenido hermanos, hubiera sido… Me sentiría completamente aislada. Son como un ancla a la realidad de uno.
RLC: ¿Qué tanto rayas tus libros?
IZ: Totalmente. Los rayo, les pongo marcas, con plumones... No soy muy cuidadosa con ellos. No tengo un fetichismo por los libros. O sea, los libros me interesan porque son soporte de las palabras y del lenguaje, pero no… Porque me permiten conversar con personas que no están frente a mí y me traen esas personas para que yo pueda leerlas. Es quizás lo más importante de mi vida en términos no sólo profesionalmente, sino espiritual, esa actividad es la más importante de mi vida, pero sin embargo, con los libros en sí no me encariño, con algunos quizá, pero no, realmente no tengo un respeto así cómo estas personas que “no, ni con un lápiz, no vaya a maltratarlos”, pienso que son papel, los libros son papel y tinta y sí los rayo mucho. Y además me gusta leer libros subrayados por otras personas, entonces no me da pena como... Si te presto un libro y está subrayado, yo asumo que vas a disfrutar ver qué subrayé yo. Y yo también al revés.
RLC: Hay una… ¿Lees en Kindle?
IZ: Sí.
RLC: Hay una función, que siento que es medio opresiva, que yo leo en mi Kindle y de repente estás en una página y te dicen “450 personas subrayaron esto”. Y entonces yo siento que es como... Casi me está coercionando mi Kindle a que subraye lo mismo que los demás, pero eso me encanta. Me encanta saber que 450 personas subrayaron esta línea.
IZ: O a que te fijes más. A mí lo que me pasa es que… Bueno, porque siento que lo que me están como artificialmente inflando la importancia de una frase... Que hay frases artificiosas y son muy como que son muy pegadoras por cómo están construidas, por sus palabras, pero que en realidad no tienen demasiado fondo. Y cuando te ponen eso en el Kindle dices “ay, no es tan buena, pero a muchísima gente le gusta”, entonces ya me pone a pensar más en ella. Sí, no me gusta mucho esa función. La puedes desactivar, ¿No?
RLC: No sé, lo único que aprendí a hacer con mi Kindle fue cambiarle la letra para que estuviera serif porque me gusta más, no sé por qué. Siento que es mi yo conservador.
IZ: Es científico eso. O sea, el hecho de que podemos leer mejor las letras con serif. Cualquier editorial... Bueno, lo voy a decir, cualquier editorial seria tiene letras así, o sea, no tiene… A ver si me acuerdo del nombre del serif en español, no me acuerdo, pero sí cualquiera. Se lee mejor, porque como que la mente, no sé, como que registra mejor las palabras. Por eso todas las editoriales tienen siempre o Baskerville o New York o así.
RLC: Cuando regresas a tus libros subrayados o cuando...
IZ: Pátina, perdón, pátina.
RLC: Pátina, claro, pero ¿Pátina es homófono de lo que le pasa a las estatuas?
IZ: Ah, no sé. Sí, seguro, sí, se ha de escribir igual. Pero sí, patina, creo. No lo busqué de memoria, así que tal vez me equivoco, pero bueno, luego lo buscas
RLC: También es bonito no buscarlo, como no googlearlo.
IZ: Sí, sí, luego somos esclavos de eso que te quedas pensando y pensando y pensando y está tan a la mano pero yo hago el ejercicio de hacer de cuenta de que va a venir a mi me voy a acordar. Está bien no acordarse de algo inmediatamente.
RLC: Cuatro días después.
IZ: Exactamente, de repente se te ocurre.
RLC: cuando vas a tu librero y sacas un libro porque estás investigando algo, porque quieres recordar algo y ves lo subrayado, ¿Te genera como un diálogo con tu yo del pasado? ¿O cómo es esa relación que tienes con tus subrayados?
IZ: Sí, como que es una ventana a la persona que eras cuando leíste ese libro. Y en el caso de libros que uno a lo que uno vuelve mucho, es interesante cuando lees un libro tres o cuatro veces con varios años de distancia, ver lo que subrayaste o lo que te parecía importante. En mi caso hay algunos donde lo leo y digo “claro, esto sigue siendo muy importante” y hay otras cosas que no tanto. Mi mamá tenía una costumbre muy bonita que era que ponía... Si un libro le gustaba mucho y luego leía en el periódico alguna nota sobre el libro, metía en el mismo libro la hoja de periódico. Entonces muchos de los libros que tengo tienen pues notas del Unomásuno, de los periódicos de esa época, donde había secciones culturales importantes y me encanta encontrármelo. Entonces yo he adaptado un poco esa costumbre y de pronto cuando… Digo no leo periódicos en físico, pero cuando encuentro una nota en una revista o algo o puedo meter algo... A veces dejo, por ejemplo, una postal del lugar donde leí el libro y en vez de quitársela cuando termino de leerlo lo dejo, porque pienso que en el futuro quien lo vea va a saber que ese libro o yo misma, que ese libro fue leído en cierto lugar.
RLC: ¿Crees que se puede ser escritor si uno piensa que el mundo y las personas que lo habitan son, en general, buenos?
IZ: Pues se relaciona un poco con la pregunta del qué hacemos con el arte de las “malas personas”, entre comillas, de las personas que han cometido, pues diferentes niveles de… Incluso crímenes, Yo creo que no. Yo creo que... Más bien sí, hay todo tipo de escritores, entonces yo en lo personal pienso que la gente no es buena ni mala y que es muy, muy complejo el carácter humano como para clasificarlo así. Pero sí creo que debe haber escritores buenos que tenían esa creencia. Yo creo que hay de todo, escritores malos que creen de todo y escritores buenos que creen de todo.
RLC: Quizá esto es una simplificación, y ya me corregirás, pero no es... Los escritores que piensan que el mundo es bueno y tiende a lo bueno son más como Paulos Coelhos y los escritores que tienden a pensar que el mundo es malo son más Carrère?
IZ: No estoy segura. Yo creo que sí, quizá en lo general, pero yo creo que se pueden encontrar contraejemplos de eso. El mismo Rousseau… O sea como pensadores muy importantes que confiaban en la bondad como inherente del ser humano y que fueron muy importantes y que… No sé en la actualidad, sí debe haber... Por ejemplo, una de mis poetas favoritas, Mary Oliver, que murió hace poco, ella nunca... Nunca he visto una entrevista donde le hayan hecho esa pregunta directamente, pero casi podría apostar a que para ella el mundo en general era bueno y las personas en general eran buenas, al conocer muy bien su obra creo que podría deducir eso, y es una escritora que a mi me parece fantástica. Entonces sí, yo creo que hay excepciones, aunque en lo general tal vez lo que dices podría aplicar.
RLC: ¿Qué piensas de la idea del autor universal
IZ: ¿Del autor universal? Pues no existe, justo es una construcción que se da, de hecho… Es como el canon, como esta construcción del canon. El canon responde a una visión del mundo que culturalmente está marcada por el patriarcado y ciertos temas que han sido considerados literarios y dignos de ser escritos o de escribir sobre ellos y otros no, y son... Es muy tramposo, porque hay muchísimas cosas que se han salido, en términos de tema, de quien lo escribe, desde donde que no siga con esa línea dominante, y que por eso ha quedado fuera del canon. A mí por eso no me gusta mucho cuando dicen “es que tenemos que meter escritoras en el canon.” O sea, yo siento que más bien tendríamos que cuestionar la idea de lo qué es el canon, porque... Es una trampa del feminismo, creo yo… O sea, como que no queremos jugar bajo las reglas del juego que ya el patriarcado definió, si no que queremos, yo quisiera pensar que podemos, más bien, jugar otro juego distinto y construir unas reglas distintas en las que no fuera necesario pelear y competir por entrar a ese canon, porque además los libros... Margarita García Robayo tiene una frase, no me puedo recordar como va exactamente ahorita, pero dice que “los libros buenos te explotan en la cara”, o sea, los libros buenos no importa lo que hagas alrededor de ellos, como que se ganan su lugar solos. Entonces, no sé. Creo que es importante más bien cuestionar la idea de la universalidad porque no... Desde donde, creo que no, creo que no existe. Además, también es esa idea de que los escritores... ¿Cómo se llama esto? Cuando estás... La inspiración, cuando tienes la inspiración. Y entonces los escritores como que están en una torre y entonces vienen las musas y sienten el impulso de escribir obras maestras... Y en realidad es que esos hombres tienen alguien que les lave la ropa y que les sirva de comer y tienen toda una cosa alrededor, una construcción alrededor, un contexto que les permite estar en su torre pensando en los grandes temas. Entonces, no sé, creo que en ese contexto que los sostiene hay muchas historias que son mucho más interesantes que las de ellos. Y en ese sentido, creo que también es un mito pensar en que el gran escritor universal o el artista universal se construye sólo. Creo que el arte es una cosa como colectiva, completamente, no individual.
RLC: ¿Y esta idea de que nada se crea en el vacío? ¿Que aún si yo soy mexicano de clase media alta, haber nacido en los noventa, puedo usar las experiencias de alguien de Pakistán o Chile o de Sudáfrica, y que podemos tomar todos de las obras y lo ya hecho por otras personas? La pregunta como en dos partes. Primero, la parte como de, comillas, “plagio” o de tomar de otras obras para crear nuevas. Y segundo, la parte de la identidad.
IZ: Sí, yo creo que todos plagiamos. Todos los creadores de todo tipo plagiamos, a veces más o menos conscientemente, a veces más o menos descaradamente, pero yo creo que todos tomamos inspiración hablando de esta, volviendo a esta palabra muy… Con muchos como aristas, todos tomamos ideas de otros sitios, porque yo estoy segura de eso que dices, de que nada se crea en el vacío, todo se crea a partir de otra cosa. Entonces sí, por eso pienso que la voz… O sea, a mí lo que me interesa más no es tanto los poetas y los escritores, sino las obras que construyen. Y todas estas obras tienen elementos tomados de otras. No creo que haya originalidad así pura, no existe. Y de la identidad yo creo que hay experiencias universales que se pueden tomar. O sea... No sé, estoy viendo una serie ahora, pienso, por ejemplo, en una experiencia de vida radicalmente distinta a la mía, que se llama Underground Railroad. Está basada en una novela que no recuerdo ahorita el autor, pero es la historia de una mujer esclavizada que escapa en un ficticio tren subterráneo que se llamaba Underground Railroad, esta red de personas que ayudaban a las personas esclavizadas a escapar. Pero en la serie lo que hay es, de hecho, un tren, físicamente un tren debajo de la tierra. Y piensas que esa experiencia de vida… Yo lo veo... Trato de pensar como qué me une a mí o qué nos une cualquiera de nosotros con esa experiencia tan radicalmente distinta. Y creo que sí hay cosas que tenemos… Digo, seguramente muchas, que hay en común entre todos los seres humanos. Y esa es quizá la parte de la identidad, como que podemos tejer en conjunto. Estoy dando muchas vueltas, pero yo creo que sí vale la pena encontrar estas experiencias en común y que todos podemos relacionarnos. Pero también creo que de repente es muy... Es un reto pensar… Con esta serie todo el tiempo digo “es que ni siquiera puedo concebir cómo puede haber sido una vida así”, o sea es demasiado distinto, es demasiado brutal.
RLC: ¿De quién te gustaría ser escritora fantasma?
IZ: Me gustaría mucho ser escritora fantasma de alguien muy distinto a mí. Alguien... La vez pasada que platicamos decíamos que quizá como un deportista. Sobre todo porque hay toda una tradición de memorias, de autobiografías escritas en colaboración con escritores fantasmas de deportistas que han sido libros súper buenos y que han resultado muy bien. Por ejemplo, hay uno que creo que está dentro de los mejores libros del siglo, es como muy top porque es una súper memoria. Entonces de una persona así, muy distinta me gustaría. Y luego me quedé pensando y alguien también que me gustaría escribir sería Shakira, que me parece sería un personaje muy increíble, Shakira, sí. Además de que me gustan mucho sus canciones, creo que, no sé por qué, pienso que es una persona muy interesante.
RLC: ¿Qué es lo que más te gusta de los ensayos de Montaigne?
IZ: Lo que más disfruto es que son muy cómicos, muy chistosos cuando están bien traducidos, porque hay muchas traducciones por ahí que no son tan buenas. Yo los leí... Leo poco francés, no suficiente como para leerlos así de corrido todos los ensayos, entonces yo leí los ensayos en inglés por primera vez, porque lo he seguido desde la maestría y la maestría la hice en inglés, entonces leí la traducción y me parecieron increíbles y muy chistosos, había mucho humor. Y luego los leí en una traducción en español que había acá, creo que era de Cátedra, y me acuerdo que le di a mi esposo para que leyera uno de ellos y me dijo “es que no es nada chistoso” y yo “no, pero ¿cómo crees?” Y lo vi y no sé cómo le hicieron pero realmente no vi nada... Había perdido todo el humor. Pero luego compramos la edición de Acantilado que salió hace poco y ya está mucho mejor. Ahí sí creo que se transmite mejor eso. Entonces, si están bien traducidos tienen mucho humor. Yo aprecio muchísimo el humor cuando leo, porque siento que es de lo más difícil de hacer en general. También en los comediantes, los admiro mucho. Creo que se ve como el terror, que se ve como un género menor o como una cosa de “ah bueno, pero no son los grandes temas, no son los grandes géneros''. Y sin embargo, creo que es mucho más difícil lograr... Lograr que alguien se ría es dificilísimo o que alguien tenga miedo es dificilísimo y eso le admiro mucho a él. Y la otra cosa que me gusta mucho de Montaigne es la capacidad que tiene de construir un argumento y luego destruirlo, como tejerlo y destejerlo y decir “no, no, no, mejor esta otra cosa”, y por eso le dicen padre del ensayo, que no sé porque me da un poco de comezón como ese término, pero es el creador e impulsor del ensayo personal, de la capacidad de decir piensa conmigo, como de invitar al lector a estar dentro de su cabeza. Él fue de los primeros que hizo eso y pues es un género que hasta la fecha se sigue escribiendo muchísimo y que además a mí me gusta escribirlo y me gusta leerlo, ese ensayo personal tan como que lleva al lector tan de la mano.
RLC: ¿Cuál crees que es el mejor argumento en contra del lenguaje inclusivo?
IZ: Yo creo que hay un par. Pasó algo chistoso, que fue que platicamos de esta pregunta, y te primero te voy a decir la respuesta que te di en ese momento, pero en estos días leí una entrevista con esta Concepción Company, se llama.
RLC: Ah, la leí, está increíble, en Letras Libres.
IZ: Está muy buena, sí, y como que dije “este es otro elemento muy importante”. El que yo decía la vez pasada, que es menos importante obviamente que el de ella, que es una súper experta, es que puede dar un poco de confusión. O sea, puede ser un poco difícil, sobre todo al decir en lenguaje oral, puede ser confuso, puede ser que no se escuche como tan claramente, con x pues no se puede hablar, no se puede pronunciar la x. Creo que puede ser confuso, un argumento en contra, pero otro argumento en contra que leí en plena entrevista y me pareció muy, muy obvio y muy cierto es que puede ser, puede llevar a ciertas personas a sentir que ya con usarlo ya hicieron la chamba, y entonces…Hay un tiktokero que creo que tiene una cuenta que hace justo eso, como que hay una chava preparando la cena, entonces llega el esposo y le dice “ay, ya es bien tarde y no tienes la cena lista y están todos esperando” y voltea la esposa y le hace caras y le dice “no, no, perdón, todes”. Es como que el lenguaje no cambia… O sea, usar el lenguaje inclusivo no cambia las estructuras, no cambian mágicamente las estructuras de opresión y de machismo, etcétera, en las que opera, en las que puede ser que los hablantes cambian el lenguaje y no cambian su comportamiento. Creo que ese es un muy importante argumento en contra. Ahora, hay muchos a favor, que no es la pregunta, pero bueno, eso me gustó.
RLC: ¿Y cuál crees que es el mejor argumento a favor de la existencia de zoológicos y acuarios?
IZ: Mmm. El argumento que más he usado, no sé si el mejor, pero el que más he usado para defender los zoológicos y acuarios es que pueden ser centros educativos, por decirlo de una manera muy amplia, y que en ellos pueden hacerse programas de conservación y los niños pueden ir y conocer a los elefantes y a las jirafas y verlos y que, se supone, que yo no creo eso, pero se supone que eso construye empatía en los niños, el ver que los animales están ahí. También hay otro argumento que es que hay muchas especies que no… Bueno, los mismos toros, está argumento que no existiría el toro de Lidia si no fuera por la tauromaquia. No sé si la mera existencia de una especie, aunque sea una especie que se usa nada más para maltratarla y torturarla sea algo deseable. O sea, no sé si es mejor que la especie pues no exista, en el caso de los toros, por ejemplo, y tampoco sé si un niño que va a un zoológico aprende empatía de ver que nos estamos divirtiendo y entreteniendo teniendo seres siempre esclavizados, encerrados. No sé realmente cuánto aprendan... Tú y yo crecimos viendo el zoológico como un entretenimiento y nunca en mi vida dije “claro, estoy aprendiendo muchísimo.” Bueno, tal vez es que ahora están construidos de manera diferente los zoológicos, no lo sé. Yo los odio. Yo no llevaría a mi hija al zoológico ni dejaría que la llevaran y le explicaría por qué, a menos que fuera de no sé, estos como centros de conservación que sí tienen a los animales en su hábitat natural y que a veces rescatan animales que ya no pueden vivir en estado natural y les tienen ahí. Es una discusión compleja, pero me gusta muchísimo platicar de eso y me gusta mucho leer también los argumentos porque creo que es una discusión urgente.
RLC: ¿Cuál es tu animal marino favorito?
IZ: Yo creo que la ballena, por el tiempo que llevo queriéndola mucho y buscando cosas de ballenas y leyendo mucho de ballenas, y así como de antigüedad, yo creo que la ballena. También me gustan mucho los pulpos porque son animales muy extraños y como muy fuera de toda norma, muy distintos a todos los demás. Pero esto lo sé desde hace desde hace menos tiempo, entonces como que estoy todavía encariñandome con ellos, pero me gustan mucho los dos.
RLC: ¿Viste Mi maestro el pulpo?
IZ: La vi.
RLC: ¿Y?
IZ: No me gustó, no me gustó. Me pareció como una película muy... Por un lado no me gustó... No me cayó bien el personaje de él, y no me cayó bien el dilema de vida o… No sé, cómo está con su crisis de la edad madura, y que entonces está mal con sus hijos y profesionalmente no sabe pa dónde y está deprimido y como que eso me dio un poco de hueva, sus problemas me parecieron... Digo, está bien, pero no, no me atraparon como espectadora lo suficiente, y en cambio el de la maestra pulpo, porque es una hembra y lo dice una y varias veces, a pesar de que no lo hayan traducido bien, de ella se habla menos y me pareció ¿Sabes qué? Como que el personaje de ella es una herramienta para hablar de él y a mí esas películas me dan mucho... Siento que hay tanto que decir sobre los animales y tantas cosas fascinantes que explorar, que el hecho de agarrar un animal para hablar de un ser humano, que además está de hueva, como que no me gustó mucho, y luego me parece un poco acosador y...
RLC: Y la sexualiza, ¿no? Muchísimo.
IZ: Sí, no, así como ¿Por? O sea, es un pulpo, no mames, no es como que vayas y la picas y “me voy a poner aquí junto a ella…” Así de wey, no es no, quítate, y luego es de “ya me hizo caso” pues sí, llevas no sé cuánto tiempo bajando ahí a acosarla, eventualmente te va… Y todas las lecturas de “no, claro, es que ahora ella lo ama” ¿Sí? ¿Será realmente como que…? Esa es una… ¿Cómo sabemos que las reacciones que ella tiene...? Los estamos leyendo desde el antropo...
RLC: Antropocentrismo.
IZ: Antropocentrismo, antropomorfización o lo que sea, radical, como decir estamos leyendo cosas que hace ella como qué quiere decir cuando un ser humano las hace cuando en realidad, pues uno de los grandes problemas de nuestra relación con los animales, de nuestra lectura de los animales, es que no podemos saber. Hay un artículo super chido que te recomiendo y a quien nos escucha si le interesa que se llama ¿Qué se siente ser un murciélago? de un filósofo como de la ciencia que se apellida Nagel, no me acuerdo el nombre de pila, algo Nagel, y habla de como parte del problema central de la filosofía es que no podemos conocer la experiencia de otro ser. No de un murciélago, no de una ballena, de un pulpo, sino de otro ser. Es muy difícil esta idea de ponernos en los zapatos del otro y por eso, como el mandato de construir empatía a partir de ponerte en los zapatos del otro, él considera que no es un buen camino, que la empatía se tiene que construir como desde otro sitio. Es un artículo muy largo, pero eso me molestó de esa película, el hecho de que leyeran las actitudes, las causas, incluso los movimientos, de pronto de ella que le tome el dedo y decía “es que esto quiere decir que me quiere llevar”, no sé, no me gustó mucho. Me gustaron mucho las escenas. Eso sí, visualmente sí me gustó.
RLC: ¿Qué es lo que te atrae como escritora de los clavadista en La Quebrada?
IZ: Pues son unos personajes muy extraños. Los clavadistas primero empiezan a entrenar desde muy niños. Tiene un componente ahí esa práctica como medio, no exactamente hereditaria, pero sí es como por familias. Hay familias en las que varios chavos de la familia, bueno, desde muy niños empiezan, se dedican a eso y eso me resulta fascinante. Y también el hecho de que no haya mujeres, o sea, como... Una mujer sería perfectamente capaz de, físicamente, echarse los mismos clavados. Sin embargo, no hay mujeres, también eso me intriga un poco y también el componente religioso. Hay algo en el arrojo, en esta idea de arrojarte hacia el vacío de lo desconocido, como que es un salto de fe de cierta manera, es un salto de fe, incluso antes de aventarse, hay una virgen allá arriba muy pequeña que no tiene un papel muy central, como que no te fijas, tal vez incluso no la ves, pero hay una virgen ahí y antes de aventarse todos van con la Virgen y le rezan, y eso también me parece muy… Entonces como que me intriga mucho porque ¿por qué alguien haría eso? Y entonces me gustaría escribir un libro al respecto. Estoy con unos proyectos que tengo y me gustaría buscar las raíces como de quien empezó a aventarse ahí, por qué de ahí y entrevistarlos, porque imagínate. Digo, también sé que es una chamba, al final de eso viven, pero es una elección de carrera interesante.
RLC: ¿Recuerdas con cariño haber estudiado en el ITAM?
IZ: Sí, con mucho cariño. Yo disfruté mucho mi tiempo ahí. Ahora ya es como te cancelan por haber estudiado en el ITAM.
RLC: Eres neoliberal.
IZ: Exacto, ya estoy muy cancelada. Bueno, por eso y otros motivos, pero a mí me gustó mucho el ITAM. Yo tengo muy buenos amigos del ITAM que conservo, no muchísimos, pero muy buenos y sobre todo maestros. Recuerdo con mucho cariño a maestros. Uno de mis maestros más importantes de mi vida, que ya murió, se llamaba Julián Meza, un escritor, un bicho raro en el ITAM, porque no había muchos escritores dando clases ahí, pero él fue muy, muy formativo para mí y lo conocí ahí en el ITAM. Sí, hubo muchos. Alberto Lujambio, Alonso Lujambio, perdón. ¿Qué es Alberto Lujambio? ¿Es su sobrino, supongo?
IZ: Creo que sí
RLC: A los Lujambio, Marta Lamas... Tuve por lo menos cinco o seis profesores muy importantes, entonces creo que ya con eso es suficiente como para que yo recuerde con cariño, que es horrible el lugar por otro lado, pero sí es otro tema.
RLC: ¿Cuál es la forma correcta de usar Twitter?
IZ: Pues yo intento no pelearme. Es raro porque soy peleonera, o sea, como que tengo potencial peleonero y de engancharme con las discusiones y entonces por eso es que justo intento no hacerlo, porque siento que yo creo que hay gente que puede meterse a Twitter y pelearse un ratito y mentarse la madre dos o tres veces y luego seguir con su vida, cerrar la compu y seguir con su vida, y yo soy muy clavada. Entonces siento que si yo lo usara de esa manera me causaría mucho estrés en mi vida fuera de las redes e intento por eso usarlo como de boletín, como de cosa de anuncios de “voy a participar en esto, leí esto”. Lo uso muchísimo sobre todo para hablar de libros, que es lo que creo que es suficientemente inocente, y a veces no. A veces incluso ahí hay pedo también. Pero comparto mucho lo que leo, sobre todo porque me gusta mucho saber lo que otras personas leen y me gusta mucho pensar que puedo... O sea, como que es una plataforma en la que no es que haya crítica como construida muy a mucha profundidad, sino más bien “estoy leyendo esto y me gustó.” Siento que la gente en general es honesta con lo que ponen respecto a los libros, entonces sí hay muchas recomendaciones que yo veo ahí que digo “que interesante, ya tres o cuatro personas que en las que confío pusieron que este libro está padre, como que puede valer la pena.” O sea sí tiene un impacto en lo que leo y también comparto artículos y me encuentro una foto padre y la pongo ahí, como una conversación, pero no me peleo, no me peleo todavía mucho.
RLC: ¿Tienes alguna relación con San Luis Potosí? O sea ¿Vas?
IZ: Sí, voy de pronto. Mi padre era de San Luis Potosí, y… Es raro porque él tuvo una historia muy… Pues no sé, muy interesante política en San Luis y... Mi papá nació en San Luis y luego se fue muy joven porque lo deprimía un poco, de hecho ni siquiera acabó.... Es una cosa que a él no le gustaba cómo pensar, pero yo creo que ya después de tantos años que ya no está... Él no acabó la carrera. Él realmente era autodidacta completamente y fue una persona que como que se construyó a sí misma de una manera muy admirable para mí. O sea, yo conozco pocas, tal vez ninguna persona, que sea tan autosuficiente, era un hombre profundamente autosuficiente. Entonces, se fue de San Luis, hizo una carrera política en la que no entraré en detalle porque es una historia larga, y luego volvió y fue gobernador de San Luis en la década de los 90 y hubo una cosa que se llamaba Las concentraciones, que quizá no sé si quien las escuche sabrá, fueron una serie de gobernadores que Salinas destituyó, les pidió que renunciaran durante esa época. Fueron como los primeros años de la década de los 90. Entonces mi papá siempre tuvo una... Y eso hizo, renunció y se fue para el extranjero, pero siempre tuvo como una cosa agridulce de que San Luis era su hogar y ahí estaban sus papás y sus hermanos y todo y ahí sigue toda mi familia, pero por otro lado también le agarró un poco de... Le dolió mucho a mi papá eso, y es algo como que como un hombre de su época, pues no podía decir muy abiertamente ni siquiera a nosotros, pero ya de más grande y cuando se suavizó un poco y se volvió un poco más como abierto a hablar de sus emociones, que de muy joven no lo era, nos dijo mucho, que fue un episodio que a él le dolió mucho. Entonces yo como que heredé esa misma sensación. Sí voy mucho porque tengo a mis primos allá y es un lugar que quiero mucho, pero también como de repente me da un poco de coraje, como que no fue un episodio feliz para nuestra familia, lo vivió de manera muy... No sé como decirlo, muy solitaria. Y entonces tampoco es que sea un lugar feliz. Es un lugar querido, pero con sus ambivalencias.
RLC: ¿Qué es lo más difícil de traducir poesía?
IZ: Lo más difícil de traducir poesía es este equilibrio entre “voy a usar una palabra que el trazo es ideal, pero como respetar lo que el autor quiso decir o la autora quiso decir y volcar satisfactoriamente eso que esa persona quiso decir en otro idioma”, Porque las palabras son tan cargadas de significados y de matices y de todo, que de pronto tienes que cambiar mucho unas palabras para decir lo mismo. Como que es... La trampa más grande de la traducción es pensar que estás traduciendo palabras. Estás traduciendo otras cosas. Las palabras son las herramientas, estás traduciendo cosas que están diciéndose a través de unas inflexiones como que no están tan claras, hay que saber leer cómo tras bambalinas. Y esa lectura atenta creo que es lo más difícil. Pero por otro lado también es lo más disfrutable, porque es lo que hace que la traducción, sobre todo de poesía, sea un acto como de tanto amor, porque si no te interesa mucho lo que... Como que si no estás enganchado con lo que el poema está diciendo, es muy difícil traducir poesía. Te tiene que, no sé si gustar, porque ýo he traducido poesía que no me gusta mucho y creo que no lo he hecho tan mal, pero te tiene que resultar interesante, por lo menos, como que atrapar de cierta manera y ese equilibrio es muy especial y también es muy divertido.
RLC: ¿Qué consejo le darías a una persona de 17 o 18 años que está pensando en tratar de escribir, de vivir de escribir?
IZ: Mira, el consejo sería que no lo intentara, que no intentara vivir de escribir. Yo creo que la idea de vivir de escribir no enaltece lo suficiente lo que hacemos. O sea, yo, fíjate, lo pensé mucho y todavía no sé muy bien cómo ponerlo, yo creo que cuando pones tu escritura al servicio de que te deje lo suficiente para vivir, no que te deje un poquito aquí, un poquito allá, sino que te sostenga materialmente por completo, tienes que supeditarla y tienes que escribir lo que se va a vender, escribir lo que te va a generar dinero, como que se vuelve una relación al revés. Para mí, el consejo que yo daría para alguien que quiere escribir literatura, pues, obviamente es distinto cuando hay textos así por encargo para alguna revista y esto yo también lo disfruto mucho y me deja dinero, pero mis libros pues no, la verdad, no mucho o algo, pero nunca lo... O sea, cuando te pasas cinco años escribiendo un libro, lo que ese libro te deja económicamente nunca va a ser suficiente, nunca te va a pagar cinco años de trabajo. Y entonces, ¿Cuál sería la solución? ¿Tardarte menos para escribir más y ganar más dinero? O sea, cualquier cosa que intente hacer para ganar dinero de escribir siento que va a lastimar lo que escribo. Lo que yo intento, el equilibrio que yo he intentado lograr, es trabajar en otras cosas, en cosas de publicidad, en textos por encargo, en cosas que me paguen como eso, que no sean propiamente mi obra o no directamente, sostenerme con eso, con traducciones también. Y entonces de pronto lo que pasa es que no tengo tanto tiempo como quisiera para escribir mis propias cosas, pero creo que puedo escribir en completa libertad porque no espero obtener nada de eso, nada material, y cuando lo llego a obtener, pues obviamente soy muy feliz, pero no vivo de eso para nada. Y creo que muy pocos escritores viven de eso.
RLC: Sí, en México deben ser 10.
IZ: Si, exacto, y son los que tienen... Se vive de eso en el sentido por ejemplo de tener una beca, lo cual eso sí me encantaría, tener una beca que me permitiera dedicarme a... Tener el Sistema Nacional de Creadores y dedicarme 3 años a escribir lo que yo quiera, pues sí, es vivir, escribir, sí, pero no es exactamente producto… O sea los libros ni siquiera se han escrito, es más bien como un chance que tienes, pero no son regalías de los libros. No, vivir de regalías de verdad yo creo que no son más de 10 en México.
RLC: Y ni siquiera 10 que te gustaría leer.
IZ: Exactamente.
RLC: Isabel Zapata, muchísimas gracias por tu tiempo, gracias por volver a grabar conmigo y gracias por la generosidad de pensar en todas estas preguntas que luego son raras.
IZ: No, gracias a ti, la disfruté mucho.